Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
244 tiempo una ciudad opulenta; aquí existió un imperio poderoso”. 92 La de Volney se trata de una consideración nostálgica, pero ilustrada. No es una nostalgia reaccionaria. Bello no solo muestra admiración por el pasado imperial español, sino que además invoca un supuesto mejoramiento de las maneras imperiales. A diferencia de Roma, sostiene, habría aquí operado la “liberalidad”. Y es también llamativo que estuviese mostrando una visión ruinosa de la existencia. El estado ruinoso del mundo será un motivo en Bello. Aparece mencionado, por ejemplo, en un discurso tan importante como el de “instalación” de la Universidad de Chile, cuando apela a “la flor que hermosea las ruinas”, 93 esto es, la mejora pese a la catástrofe, la idea de que las ruinas del mundo no son erradi- cables, y que todo consiste en decorar la existencia hasta atraparla en un refinamiento del que no pueda ya escapar, 94 porque, al fin y al cabo “da la Parca/ eterna juventud al universo”, como dice su traducción de un poema de Delille. 95 Más adelante me extenderé sobre esta idea. 92 Volney ( 1889 , p. 120 ). 93 “Discurso pronunciado en la instalación de la Universidad de Chile”, en Bello (Vol. XXI, p. 9 ). 94 En términos económicos, esta misma idea está explicada de forma más prosaica en un artículo sobre el lujo, publicado en El Araucano . El lujo es mal mirado por los “moralistas” y bien visto por los “economistas”. [Hay que considerar que “durante largo tiempo, la burguesía creó el lujo tan sólo para el consumo aristocrático”. Ver Bénichou ( 1984 , p. 116 )]. Bello explica que es necesario al- canzar un punto medio. “Las artes de subsistencia”, como la agricultura, explica Bello, ofrecen una producción que excede las necesidades. por eso, los objetos lujosos permiten crear necesidades que transforman ese exceso. En Bello (Vol. XVIII, pp. 118 y ss), llama a este moralismo “estrecho y mezquino régimen de la filosofía ascética”, y aspira a un “término medio”. El lujo, dice Bello, “se refi- na por grados”; “poco a poco se derrama sobre toda la sociedad un aspecto de aseo, decencia y delicadeza”; “el obrero recibe una recompensa más liberal”; “a la glotonería y la crápula suceden placeres de otro orden” entre ellos, la música, los muebles [...] la nitidez de las habitaciones y en el vestuario” y las letras “tan fecundo de utilidades prácticas y de goces intelectuales”. El lujo en la sociedad, dice Bello, es como un “quintral [planta hemiparásita de Chile y Argentina] en los árboles”: consume su fuerza, pero también “la engalana y la hermosea”. El lujo recién se vuelve “funestísimo [...] cuando los consumos disminuyesen progresivamente el capital destinado a la producción”, es decir, se trata de una “excrecencia” en la que se “desahoga la riqueza”, por eso prefiere el lujo que se alimenta de objetos producidos en el territorio nacional al lujo de objetos producidos en el extranjero, ibid ., p. 125 . 95 “La luz”, vv. 39 - 40 , en Bello (Vol. I, p. 82 ). El mismo poema instruye: “desarrolla la flor; somete al cetro/ del hombre el bruto; eleva a Dios el hombre”. “La luz”, vv. 59 - 60 , ibid ., p. 83 .
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