Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

228 Mr. Ticknor me parece atribuir muy poca o ninguna parte, en la más temprana poesía de los castellanos, a la influencia de los árabes; jui- cio que yo había formado años hace, cuando la opinión contraria, patrocinada por escritores eminentes, había llegado a ser un dogma literario, a que suscribían, sin tomarse la pena de someterla a un de- tenido examen, casi todos los extranjeros y nacionales que de propó- sito o por incidencia hablaban de la antigua literatura de España. Que entraron en la lengua castellana multitud de voces arábigas; que aun algunos de los sonidos con que se pronunciaba fueron modificados por el idioma de los muslimes, y que del contacto, de la mezcla ínti- ma de las dos razas, se pegaron al romance castellano ciertos giros, ciertas expresiones proverbiales, lo tengo por incontestable. 56 estudiar la gramática , estudiar el imperio Cada uno de esos pasos redefinía el imperio. Roma ya no era Tro- ya y España ya no era Roma. El mundo se había reconstituido junto con el imperio. Así, Bello busca desentrañar la lógica gramatical, en la prosodia, de cada nuevo momento lingüístico del imperio. La misma “silva”, como mencioné antes, es considerada por Bello una liberación de las viejas modalidades de la poesía, como parte de las exigencias de claridad discursiva. Así lo veía en Ortología y métrica. La prosodia conduce al problema de la preeminencia del origen. Este asunto es importantísimo, pues permitió a Bello pensar la cues- tión de la tradición y del origen de forma muy concreta y limpia. Por ejemplo, al estudiar la prosodia, veía que ciertas palabras, en espe- cial las de origen griego, tenían a veces doble acentuación en el uso (como aerópago, aeropágo; pentecostés, péntecostes). 57 Pues bien, a la hora de la composición poética, ¿no significaban estas acentuacio- nes dobles un problema? Claro, porque en la acentuación se definía 56 “Observaciones sobre la Historia de la literatura española, de Jorge Ticknor, ciuda- dano de los Estados Unidos”, en Bello (Vol. VII, pp. 516 - 7 ). 57 Ver Principios de la ortología y métrica (Apéndices: 2 . Acento etimológico), en Bello (Vol. VI, p. 252 ).

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