Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

215 de troya a roma Los viejos cronistas e historiadores chilenos y españoles calculaban que en la dominación del Imperio Español sobre los imperios azte- ca e inca murieron, en total, alrededor de 300 europeos en enfrenta- mientos con la población originaria, 500 a lo sumo, mientras que en el caso del extremo sur, donde el Imperio Español no pudo consolidar su ideal, tuvo que pactar la tregua y las bajas llegaron a 48 mil o 50 mil. Como se ve, según estas cifras, en Chile se detuvo una idea. Fue en el último lugar del mundo donde el Imperio Español no pudo realizarse todo lo que hubiese deseado, fue en ese mismo lugar donde la lengua castellana se esmeró en La Araucana , y, paradoja, fue desde este mis- mo lugar donde Bello intentó restaurar el último legado del imperio. Ahora bien, el concepto de imperio ha quedado inevitablemente ligado a ciertas burocracias —como apunta Eisenstadt— y a ciertas tecnologías —como recuerda Headrick—, por lo que ha sido recondu- cido a la cuestión del poder. Mucho se habla del Imperio Romano, del Imperio Mongol y el Español, pero poco de los polinesios, que en sus canoas se extendieron sobre un territorio equivalente a la tercera parte del globo, aprovechando los vientos planetarios para ir y venir, des- cubriendo islas lejanas solamente mirando su verde reflejo en la cara inferior de las nubes (como observó el capitán Cook), 22 y que de tanto 22 Headrick ( 2011 , p. 20 ).

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