Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
211 Asimismo, en una carta a Pedro Gual, se describe a sí mismo en ter- cera persona, diciendo que “recuerda todavía con el más vivo placer las escenas, sucesos y conexiones de la parte mejor de su vida [en Ca- racas]”. 17 No obstante, su idea de Chile será en general buena al poco tiempo de establecerse; apreciará un clima de “verdadera libertad”, el que el pueblo sea “aunque inmoral, dócil”, el que “la juventud de las primeras clases manifiesta muchos deseos de instruirse”. Llama la atención además que entre los atributos de Chile —que recompensan el invierno “rigoroso”— mencione que “se ven pocos sacerdotes; los frailes disminuyen”. 18 Es decir, se trata de materiales afines a algo así como el despotismo ilustrado. El recuerdo nostálgico de la “civilización intelectual” como un tanto opuesta y al mismo tiempo anticipadora de la “revolución” nos habla de ese intento de armonizar orden, imperio, ley, intelecto, revo- lución, civilización. Se trata de una tensión de equilibrio difícil, y Bello ya parece haber detectado en su entorno los ingredientes para una réplica a pequeña escala. Necesita un pueblo amigable, una elite dispuesta a ser educada, una Iglesia no poderosa. Quizás será posible revivir esa época gloriosa de Caracas en Chile y desde ahí extenderla al resto del eximperio. Es- tos eran los planes de Bello: restaurar el espíritu imperial y hacerlo ci- vilizado. Recordemos que Venezuela se llamó así en honor a Venecia, y que Venecia —ese “resto de la Roma imperial y cristiana que se hun- dió en las aguas para escapar a los bárbaros”, dice Balzac— 19 quiso ser un imperio por fuera, por las costas, no por los macizos. En 1861 , los como suele ocurrir, Bello desliza cuestiones personales y literarias a través de ejemplos didácticos insertados en textos de otro ámbito: “Una persona que ha salido de su patria largo tiempo ha, y que no espera volver a ella en algunos años, podrá decir muy bien: “Cuando vuelva a mi país, habrá cambiado sin duda el or- den de cosas que allí dejé”, escribe en 1847 , en el parágrafo 645 , supuestamente no hablando de sí mismo. Gramática , en Bello (Vol. IV, p. 184 ). La nostalgia suda de sus poros. Para entonces ya es un viejo, y aun en la década del 50 , escribirá a su hermano Carlos: “[…] Caracas en mis pensamientos de todas horas; Caracas en mis ensueños” . La carta a Carlos Bello López está fechada en Santiago de Chile, 30 de diciembre de 1856 . Bello (Vol. XXVI, p. 346 ). 17 Sambrano Urdaneta ( 1986 , p. 40 ). 18 Carta de Andrés Bello a José Fernández Madrid, fechada en Santiago, 20 de agosto de 1829 , en Bello (Vol. XXVI, pp. 6 - 7 ). 19 Balzac ( 1957 , p. 9 ).
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