Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

210 Sin embargo, en el transcurso del XIX, América pasará a ser un con- tinente libre (pese a algunas colonias menores subsistentes). Al hablar de Bello y el imperio hablamos de todos esos imperios a la vez. Hablamos de su relación con el Antiguo Régimen, es decir, el Imperio Español en las Indias; su relación con las naciones europeas que se hacían imperiales (Inglaterra, Francia); su visión histórica de un Imperio Romano continuo (asunto emparentado con la llamada “latinidad” o “romanidad”), persistente en América; su programa de un imperio, pese a las repúblicas, mediante la lengua, y con ello, la reconstrucción de una cierta hegemonía: el imperio de la ley (que implica el imperio de las letras, o la república de esas letras). 14 Si antes me refería a Bello y a la libertad, es decir, a la desataduras que provoca dicho principio, ahora trataré las ataduras electivas y he- redadas valiosas para Bello: al ideal que da forma a la libertad, sin el cual la libertad es la mera base de un perfume. Voy a hablar de una forma precisa del poder a favor de la cual Bello trabajó, algunas veces en solitario, y en otras, acompañado. La mejor forma de llamar a ese poder es “imperio”, aunque sería anacrónico entenderlo de una ma- nera demasiado acotada. Bello, en ese sentido, no es un enemigo del imperio. Es más, al llegar a Chile desde Londres escribe, recordando la Caracas de sus orígenes, de su infancia y juventud: “Echo de menos nuestra rica y pintoresca vegetación, nuestros variados cultivos, y aun algo de la ci- vilización intelectual de Caracas en la época dichosa que precedió a la revolución”. 15 Se siente, además, totalmente irrelevante. Escribe que si volviera a Caracas sería un desconocido, nadie se acordaría de él excepto su familia. “Tengo todavía presente la última mirada que di a Caracas desde el camino de la Guaira. ¿Quién me hubiera dicho que en efecto era la última?”. 16 su creador oficial y en la ocultista pietista Madame Barbara von Krüdener ( 1764 - 1824 ) a la secreta consejera de aquel monarca y supuesta inspiradora de esa con- certación beatífica. Ver Rudé ( 1991 , p. 41 ). 14 Para el concepto de “república de las letras”, ver Fumaroli ( 2013 ). 15 Carta de Andrés Bello a José Fernández Madrid, fechada en Santiago, 20 de agosto de 1829 , en Bello (Vol. XXVI, p. 6 ). 16 Bello, citado en Rodríguez Monegal ( 1969 , p. 40 ). Esta es una idea insistente;

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