Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
193 el que huelga, el que trabaja, el estudiante, el zopenco. Y agrega esta conjetura sobre la privacía de las mujeres: Sólo (¡ay triste!) las hermosas me miran con vilipendio, si bien algunas conmigo se solazan en secreto. 266 La vida del tabaco se realiza en su muerte, en su disolución y no en su mera reproducción. El tabaco es, entonces, una metáfora de lo huma- no, se consuma en el placer: ¡Me dio el ser la tierra, me da vida el fuego, y entre vagos giros, en el aire muero! 267 Y en “El proscrito”, continúa diciendo que el tabaco es el remedio de toda suerte de personas (“tú los cuidados, tú el pesar disipas./ A príncipes, magnates o gandules”) y que es el socorro de la reflexión y el ingenio poético: Despejas tú la embarazada cholla del sabio, y le solazas las vigilias; más vívidos sus cuadros desarrolla el pensamiento, cuando tú le auxilias; y si el poeta alguna vez se atolla, le acortes tú; la rima le concilias que a sus esfuerzos se resiste ingrata, y en fácil verso el numen se desata. 268 266 “El tabaco”, vv. 29 - 36 , en Bello (Vol. I, p. 296 ). 267 “El tabaco”, vv. 49 - 52 , ibidem . 268 “El proscrito” , vv. 357 - 344 , en Bello (Vol. I, p. 585 ).
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