Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
187 bello sin bolívar Antes de poder ser llamada en el siglo XX una “elite vegetal”, 253 la elite criolla americana eminentemente agrícola fue temible. Formó un imperio e hizo caer un imperio. Para ello recurrió a fuerzas de todo orden. Esta capacidad de invocar a todos los dioses, uno a uno, fue especialmente potente en Venezuela. En ese contexto bélico, la pregunta del sabio polaco Ángel Rosen- blat —“lo que realmente fue [Bello]”— cobra sentido. Bello escribirá, quizás explicándose a sí mismo, dándose una tarea: “La obra de los guerreros está consumada, la de los legisladores no lo estará mientras no se efectúe una penetración más íntima de la idea imitada, de la idea advenediza, en los duros y tenaces materiales ibéricos”. 254 La diferencia de origen era crucial. Simón Bolívar —lo repiten bió- grafos de Bello— era el joven rico, a quien Bello debía haber tratado como un amo. Bello era pobre y ganaba fama instruyendo a jóvenes miembros de la aristocracia. Orrego Vicuña se refiere al joven y viaje- ro Bolívar como un “Werther [...] [que] se deja dominar para siempre por el espíritu de una alta emulación con el nuevo César”. 255 253 La rica expresión pertenece a Oswald de Andrade en su Manifiesto antropófago , de 1928 . 254 Así en la valoración que hizo de la memoria de José Victorino Lastarria, en Bello, “Investigación sobre la influencia de la conquista y el sistema colonial de los es- pañoles en Chile”, en Bello (Vol. XXIII, p. 168 ). 255 Orrego Vicuña ( 1940 , pp. 32 - 3 ).
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