Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

182 la libertad individual con el orden público, mejor que cuantos se han imaginado hasta ahora”. 241 Bello era un adecuador de las fuerzas y, en vista de eso, puede de- cirse que pensaba las acciones humanas en tensiones permanentes, donde no había una definición a priori , abstracta y definitiva. No creía que la libertad era monopolio del carácter de ciertos pueblos, pero tampoco que podía establecerse sin mirar la naturaleza y el tiempo. 242 En “Carta”, poema que ya he citado, escribía, sobre el estado en que se hallaba América como resultado de las luchas emancipatorias: ¿No gimes de mirar cuál lleva el viento tantos ardientes votos, sangre tanta, cuatro lustros de horror y asolamiento, Campos de destrucción que al orbe espanta, miseria y luto y orfandad llorosa, que en vano al cielo su clamor levanta? 243 Y es muy fino al promover y al entender que: Así yo a nuestra patria me figuro que, en pos del bien que imaginó, se lanza, y cuando cree que aquel feliz futuro 241 Lira Urquieta ( 1948 , p. 150 ). 242 En su artículo “El gobierno y la sociedad”, encontramos una excelente síntesis de su pensamiento al respecto: “La libertad, no es pues, tan exclusiva como creen algu- nos: se alía con todos los caracteres nacionales, y los mejora sin desnaturalizarlos; con todas las predisposiciones del entendimiento, y les da vigor y osadía; da alas al espíritu industrial, donde lo encuentra; vivifica sus gérmenes, donde no existe. Pero no le es dado obrar sino con los dos grandes elementos de todas las obras humanas: la naturaleza y el tiempo. Las medidas administrativas pueden induda- blemente ya retardar el movimiento, ya acelerarlo. Pero es menester que no nos exageremos su poder. Hay obstáculos morales que no debe arrostrar de frente. Hay accidentes naturales que le es imposible alterar. Los que la acusan de inerte o tí- mida, harán un gran bien al público, señalándole el derrotero que debe seguir en su marcha. Sobre todo no olviden que bajo el imperio de las instituciones popula- res es donde menos puede hacerse abstracción de las costumbres, y que, medidas abstractamente útiles, civilizadoras, progresivas, adoptadas sin consideración a las circunstancias, podrían ser perniciosísimas y envolvernos en males y calamidades sin término”. “El gobierno y la sociedad”, en Bello (Vol. XVIII, p. 185 ). 243 “Carta”, vv. 112 - 117 , en Bello (Vol. I, pp. 97 - 8 ).

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