Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
173 fábula igualmente colorida e injeniosa, que hiciera entender a los gobernantes que solo por metáfora puede decirse que los hombres son juguetes pueriles, sujetos al capricho de los que mandan. 218 La crítica de los Amunátegui es importante al haber sido ellos sus más leales discípulos cuando no derechamente apologéticos. Se nota que al alero de Bello y de la Universidad de Chile se refugian estos espíritus disidentes, que hacen tanto ejercicio de la libertad como les es posible. Así, Bello hizo del espíritu dramatúrgico un capítulo de su estilo que se ajustaba a los vestidos de la libertad, especialmente la de mu- chos progresistas de ese entonces, cuidando que no fuera a dar “de cabeza en un espino”. Un ejemplo de ello es el espinoso episodio de la fundación de la Universidad de Chile. 219 En el “Discurso de instala- ción” que Bello pronunció el día 17 de septiembre de 1843 , señaló que existía una “hechura formal de un código de moral que se aposenta en la literatura, las artes y las ciencias” 220 y que representa un miste- rioso acertijo. Entre otras cosas, se refiere a la Facultad de Teología como el centro de la Universidad (con lo cual intenta tranquilizar a los defenestrados curas de San Felipe), pero también dice que la liber- tad “será sin duda el tema de la Universidad en todas sus secciones”. Se refiere a la moral como asunto ligado a la religión, pero el mismo hecho de clausurar la Universidad de San Felipe e instalar una nueva 218 Gregorio Víctor y Miguel Luis Amunátegui ( 1861 , pp. 213 - 4 ). 219 Bello y su estilo consiguen poco a poco revestirse de autoridad, que se hace toda- vía más importante al momento de esa decisión que fue la Universidad de Chile, con todos los temores que suscitó. En sus primeros proyectos no estaba claro qué habría de ser la Universidad de Chile. Egaña y Montt proyectaron algo parecido a una superintendencia de educación, que supervigilara desde el Estado el aparato educacional entonces vigente. Se trataba de un mero engendro burocrático. Bello fue consultado y extendió un informe en julio de 1841 , en que aparecía de acuer- do con lo propuesto. Grínor Rojo comenta: “Culto y clarividente como nadie en Chile en esos años, Bello no puedo menos que comprender que, no obstante estar él aceptando las órdenes de sus superiores sin debate, desde su punto de vista las tareas propias de la Universidad de Chile no podían limitarse a las de ser una oficina supervisora del desempeño de los colegios primarios y secundarios”, y así “la futura Universidad él la va imponiendo en el curso de un delicado proceso de negociaciones”, entre cuya retórica está su artículo publicado en El Araucano , el 5 de agosto de 1842 , en que se pronuncia contra la “vanidad” de quienes accedían a la universidad colonial y toma distancia del “lujo” de la universidad científica europea. Rojo ( 2011 , pp. 66 - 7 ). 220 Pérez ( 2007 , p. 286 ).
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