Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
167 Cuando un poeta dramático se deja llevar por el actor, cae fácil- mente en la improvisación de oficio o en la mascarada. Como es sabido, la commedia dell’Arte nació como consecuencia del hecho de que los actores italianos de oficio se impusieron e incluso reem- plazaron a los poetas. 206 El dramaturgo recupera el espíritu dramático y el imperio sobre la poesía escénica, manejando la supuesta improvisación. Sea aquella —la de Edwards Bello— una leyenda de familia, no hay que por ello desecharla. Habla esta posible leyenda mejor de una gramática de la ilusión plural. Por otro lado, aunque no muy prolífico, Bello fue un traductor de teatro. “Entre sus papeles abandonados hemos visto traducciones de trozos de Molière i de otros, pero no hai nada completo”, 207 escribirán los Amunátegui. El dramaturgo es un conductor de las fuerzas plurales: aquí se en- cuentra la vocación última del espíritu dramatúrgico. Vale recordar lo que Bello dice sobre el dramaturgo romano Terencio, porque revela una acabada comprensión de este horizonte. La descripción que hacía Bello de Terencio es la de un poeta dramatúrgico de la sociedad fina y no del pueblo. La elaboración que Bello hace de las técnicas de mane- jo del conflicto social resulta muy decidora. 208 Escribirá en el “Com- pendio de la Historia de la Literatura” (un texto pedagógico elaborado especialmente para dirigir los estudios en el Instituto Nacional): 209 206 Vossler ( 1947 , p. 130 ). 207 Gregorio Víctor y Miguel Luis Amunátegui ( 1861 , p. 225 ). Esta lectura tan tem- prana de Calderón de la Barca lo acercará posteriormente a los románticos espa- ñoles contemporáneos suyos. 208 En sus Cuadernos de Londres , Bello había tomado muchas notas de las comedias de Terencio —como Heautontimorumenos y Hecyra — y también de su estudioso, el filólogo inglés de los siglos XVII y XVIII Richard Bentley. En su primer cuader- no de Londres, Bello se detiene sobre la versificación en la obra de Terencio, que toma del libro de Bentley. Cuadernos de Londres , cuaderno I. Ver Bello ( 2017 , pp. 49 , 50 , 76 , 133 , 136 ). 209 Velleman ( 1995 , p. 90 ). Partes de este texto se publicaron en 1950 . Hoy permite enterarnos y comprender muchas de las doctrinas de Bello acerca del estilo que trasunta su apreciación crítica de diversos autores.
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