Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

156 producción exótica, no obstante el barniz de los nombres propios de personas i lugares a que nuestros oídos están acostumbrados. 181 El liberal tiene harto del espíritu del dramaturgo clásico, como un autor que deja hablar a los personajes, dando la sensación de que él personalmente no dice nada. Ni Shakespeare ni Calderón fueron per- sonajes de sus propias obras. Por el contrario, la declaración de Chéjov según la cual él no tenía opiniones políticas ni ideología, nos entrega una idea del tipo de autor bajo la lógica liberal. No es que Chéjov no haya tenido opinión, es que su arte se despliega, justamente, cuando no la tiene. A esto, creo, apuntará Edwards Bello cuando indique que lo esencial en Bello “es hacer abstracción de sí mismo”. 182 traducción y arreglo Andrés Bello fue traductor de obras teatrales románticas. No gusta- ba del teatro romántico más sonoro, aquel que dio lugar a las batallas de Victor Hugo como la famosa Hernani . Ese era el teatro de los héroes románticos, con su reactualización de los héroes antiguos, que quizá a Bello le pareció un mal cover . Sí, en cambio, gustaba del drama íntimo romántico, del drama, digamos burgués. Uno de ellos, Teresa , de Alexandre Dumas padre, lo tradujo. En la traducción de Bello, sin embargo, destacó esa precisión neoclásica que tuvo para graduar ciertos aspectos. “Si algo vale la pena destacar es precisamente la precisión con que don Andrés gradúa los sentimientos de los personajes y su expresión verbal, sin perder en ningún momento la naturalidad”, 183 nos dice el 181 Sarmiento ( 1909 , p. 110 ). 182 Edwards Bello ( 1965 , p. 36 ). 183 La precisión de Bello incluso en lo que respecta a los sentimientos tiene capítulos memorables. La leyenda chilena ha transmitido oralmente que Bello era habitué de orgías en Peñalolén, que al haberlo encontrado la señora Dunn encamado con una amante, ella habría exclamado: “Andrés, estoy sorprendida”, ante lo cual él habría dicho: “El sorprendido soy yo; usted está impresionada”. Esta leyenda nos comunica cómo la fuerza del estilo gramático edulcora un hecho tan grave. En su Biografía emotiva de Bello, Efraín Szmulewicz se refiere a los viajes de Bello a

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