Andrés Bello: libertad, imperio, estilo
134 dos informes, uno de mayoría, de Errázuriz y Bello, y otro de mino- ría, el de Meneses. En ese informe, Bello dijo: “También era de tenerse presente que demasiado tiempo se ha tardado ya en hacer desaparecer esa contradicción que salta a la vista, cual es la de nuestros principios constitucionales con la existencia de algunos privilegios que sustraen inmensos territo- rios a la ley general”. 144 Meneses, por su parte, se opuso rotundamente al proyecto de García Reyes. Paralelamente, se daba el problema de que, bajo la Constitu- ción de 1828 , se había heredado la sucesión del mayorazgo Larraín, lo cual hacía disputarse acerca de si se le aplicaba esta o aquella car- ta. Mientras tanto, el renuente senador Diego José Benavente alegaba que el de los mayorazgos era un guirigay entre privados, agregando que lo único que conseguían, cada vez que los proyectos sobre mayo- razgo llegaban al Congreso, era arrastrar a toda la sociedad chilena a un conflicto ajeno y nocivo. La propuesta de Bello estaba por imponerse cuando su hijo, Juan Bello, en épocas posteriores a 1848 —las tempestades europeas lle- gaban a Chile—, asumió en este asunto la cabeza de un grupo que integraban Lastarria y los hermanos Bilbao, y que tenía por obje- tivo destruir la institución del mayorazgo y “sus reliquias”. 145 Este en la apertura del Congreso Nacional de 1848 ”, en Bello (Vol. XIX, p. 194 ), que finalmente será consagrado. En 1849 el mensaje lamentará junto con “todo el orbe católico”, “los desgraciados sucesos que han ocurrido en Roma y que obli- garon al Sumo Pontífice a dejar la capital de sus Estados”, y comunica el retiro del embajador plenipotenciario en Roma, según se lee en Bello, ibid. , pp. 207 - 8 . Se instaurará por entonces la república romana. Estas parece que fueron preocu- paciones permanentes de Bello, décadas antes, en enero y febrero de 1810 , Bello había incorporado en los números 81 , 82 y 85 de la Gazeta de Caracas , el “Breve Pontificio”, del papa Pío VII sobre los estragos de la invasión de Napoleón a los dominios del papado. 144 Donoso ( 1946 , p. 140 ). 145 Recordemos que en 1848 acaece una importante revolución europea, especial- mente en Francia y Alemania, en la que participarán grandes figuras del socialis- mo del siglo XIX y que organizará la política por un buen tiempo. Este terremoto atraerá a Chile a muchos inmigrantes europeos. En el mensaje presidencial de 1850 , la mano oculta de Andrés Bello hace decir al presidente de la república ante las cámaras: “Convencido el Gobierno de la importancia de la inmigración europea, reclama altamente para el porvenir de las provincias del Sur, donde una
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