Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

132 un derecho de propiedad indubitado y universal, si los bienes que debían circular en el comercio estaban en gran parte vinculados, sujetos a la voluntad perpetua de los muertos, de fundadores que volvían una y otra vez herederos a descendientes como si ninguno de los descendientes intermedios hubiese existido? Pero la circulación universal de los bienes pronto fue acorralada por el poder del dinero. El dinero, que ante la fundación de mayoraz- gos era inepto, era ahora el que manejaba la circulación de los bienes, porque era, en gran medida, ese dinero el que movía las voluntades contratantes, antes sometidas al rigor de los vínculos. Hizo esto que se encarecieran aquellos bienes que antes no tenían valor de mercado y que se concentraran en torno al poder del dine- ro. Era como una estrella de paso que se transforma en un nuevo sol y se lleva consigo la tierra y otros planetas, lejos del antiguo sol que conocemos. En tiempos de la vigencia de los mayorazgos, se decía que había por ahí un mayorazgo mendigo, que estaba lleno de bie- nes, pero sin capital para explotarlos. Verdad o leyenda chilena, el asunto tiene lógica. El fundador del mayorazgo renegaba del mérito o el dinero que habían hecho posible el privilegio. El dinero, sin embargo, volvió a hacerse presente cuando la ley de 1852 igualó la calidad de los bienes, la libertad de sus dueños y el peso jurídico de todos ellos. El hecho que las vinculaciones estuviesen permanentemente ame- nazadas de extinción, aunque siguiesen a flote gracias a los apabu- llamientos conservadores, generaba, según el diputado de la época García Reyes, incerteza jurídica, por lo que se hacía necesario “poner término a sus penosas ansiedades”. 142 Fue García Reyes quien propuso transformar las vinculaciones de especies en vinculaciones de valo- res. El proyecto de García Reyes quedó entrampado. Tocornal y Mon- tt, en el parlamento, discutían si las mejoras ocurridas entre 1828 y 1833 pertenecían a los poseedores. Fue en 1843 cuando el proyecto de García Reyes pasó al Senado y entonces una comisión lo revisa. Esta comisión estará constituida por tres personajes: el primero era Ramón Errázuriz y los otros dos 142 Citado en Fuenzalida y Fuenzalida ( 1988 , p. 216 ).

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