Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

127 cosas disponibles no es natural. No siempre fue así. El mismo concep- to de cosa habla de objetos definidos, de algo así como un paisaje en el que sus componentes se distinguen nítidamente. el derecho de propiedad en hispanoamérica Tempranamente, en su historia político-económica de Venezuela, es- crita por él en la primera década del siglo XIX, Bello había visto el problema de la claridad del derecho de propiedad sobre la tierra. En su relato —tal como en su poesía y teatro referidos a la vacuna— el monarca concurrió a salvar la situación que no había sabido sobrelle- var bien la administración local. La agricultura se había visto perju- dicada por la falta de claridad respecto de los derechos de propiedad: No se descuidó la Metrópoli en favorecer con sus providencias el espíritu de industria y aplicación agrícola que veía desenvolverse en Venezuela, y los derechos de propiedad, anexos a la conquista se hicieron bien pronto transcendentales a la industria y el trabajo. Los Cabildos tuvieron desde luego la prerrogativa de presentación al derecho de propiedad, cuya sanción era privativa de los goberna- dores. Este sistema debió aumentar sobre manera la propiedad te- rritorial, y aunque la extensión del terreno era inmensa con respec- to a la población; la inmediación a las ciudades, la proporción del riego y la facilidad del transporte de los frutos, ocasionaron ciertas preferencias, que no pudieron menos que someter la question de lo mío y lo tuyo a la decisión de la ley o a la autoridad de los tribu- nales. Una medida mal comprendida hizo llevar a la corte esos plei- tos y la agricultura recibió contra la voluntad del monarca un golpe mortal, y la propiedad quedó sujeta a mil disputas que ocasionaron y ocasionan enormes gastos y disensiones. 139 139 Las cursivas sobre la buena voluntad del monarca y el estado de cosas para 1840 fueron arrancadas de la versión que Francisco Javier Yanes hizo publicar ese año, en conformidad al Cotejo I, “Adjudicación de una obra a Bello”, en Grases ( 1946 ).

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