Andrés Bello: libertad, imperio, estilo

107 Suprema Providencia, al fin llegaron a tu morada los llorosos ecos del hombre consternado, y levantaste de su cerviz tu brazo justiciero; admirable y pasmosa en tus recursos, tú diste al hombre medicina, hiriendo de contagiosa plaga los rebaños; tú nos abriste manantiales nuevos de salud en las llagas, y estampaste en nuestra carne un milagroso sello que las negras viruelas respetaron. Jenner es quien encuentra bajo el techo de los pastores tan precioso hallazgo. Él publicó gozoso al universo la feliz nueva, y Carlos distribuye a la tierra la dádiva del cielo. Carlos manda; y al punto una gloriosa expedición difunde en sus inmensos dominios el salubre beneficio de aquel grande y feliz descubrimiento. 101 No sin razón Menéndez y Pelayo llamó a la oda “A la vacuna” “poesía oficinesca y rastrera”. 102 Y, más allá de lo que en efecto Bello quería o no quería, su participación —administrativa y poética— en los su- cesos de la vacuna le granjeó un nuevo cargo. Al constituirse la Junta Central de la Vacuna, Bello fue nombrado su secretario en marzo de 1806 , dos años después de “Venezuela consolada”. 103 parar en la defensa del absolutismo, pretendiendo que nunca ha sido más grande España que cuando la han gobernado monarcas absolutos; pero sin considerar que no hubieran existido las causas de la decadencia que él mismo apunta, si aquellos monarcas hubieran templado y fortificado su poder dan al pueblo una parte razo- nable en las deliberaciones del interés nacional, y por este medio una justa dosis de libertad”. “Consideraciones” , en Bello (Vol. XXIII, p. 440 ). 101 “A la vacuna”, vv. 173 - 192 , en Bello (Vol. I, p. 12 ). 102 Jaksic lo halla “demasiado severo”. Ver Jaksic ( 2001 , p. 48 ). 103 Murillo ( 1987 , p. 22 ).

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