Los primeros planes intercomunales Metropolitanos de Chile - Vol. III
66 Zona al Poniente de Quilpué. Los usos posibles señalados fueron: (a). Forestación y silvicultura en las Quebradas y terrenos especialmente aquellos con pendientes superiores a un 6 %. (b). Quintas y parcelas Residenciales. -Zonas destinadas a residencia con algo de producción hortícola, frutícola y/o pecuaria, cuyos cultivos podrán efectuarse solamente en terrenos con pendientes inferior al 6 %. -Solamente se permite edificar en cada predio la vivienda familiar y las obras necesarias para la explotación pertinente. -Los cierros deberán ser vegetales (verdes) y, en ningún caso, se permitirán cierres de panderetas, bloques o concreto. (c). Esparcimiento (Instituciones con grandes áreas verdes): Canchas Deportivas Clubes de Campo. Estadios Particulares. (d). Establecimientos Culturales (Instituciones con grandes áreas verdes): Universidades Colegios (Internados). (e). Destinos Especiales: -Cementerios -Regimientos -Congregaciones (Conventos). Los casos no consultados en los Artículos anteriores, requerirían la aprobación previa, desde el Plan lntercomunal. Se observa, así, la voluntad de definir y crear un sistema de parques regionales e intercomunales indispensables para el esparcimiento de la población, utilizando los recursos naturales de la región, tanto mediterráneos como marítimos. También se observa a través de estas disposiciones la voluntad de mantener estas Áreas de Reserva como zonas no urbanas. Además, hay una preocupación por mantener grandes áreas verdes, las que no necesariamente serían agrícolas. Por último, se observa la voluntad de proteger la continuidad paisajística, y ecológica del espacio (público/privado), al prohibirse cierres de panderetas, bloques o concreto en los predios. No obstante, a diferencia del Plan Regulador Intercomunal de Santiago 1960, el «Área Rural» no parece haber sido ‒conforme a lo que se observa en sus planos‒ objeto de estudios específicos y detallados de sus características y potencialidades. Se constata, así, que, al no haber habido una lectura del grado de diversidad de suelos, sus usos, y potencial de desarrollo, no se indujo el pensamiento de los responsables hacia un proyecto apropiado como ámbito rural que pudiera haber contribuido a crear conciencia de su valor y necesidad de su permanencia como tal. Tanto en las Áreas de Reserva, como en Áreas Rurales, se observa en los planos del PRIV 1965 una sola simbología general para cada área. ( Fig.1 ).
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