Estéticas menores

MICROPOLÍTICAS DE LA... Fabián Gímenez Gatto a ciertas convenciones dietéticas y estéticas de moda, pareciera ser, de acuerdo a una multiplicidad de artistas contemporáneos, una tarea por demás significativa. Frente a una suerte de ectomorfismo representacional, productor de massmediáticas desnudeces escuchimizadas, apreciamos en el ámbito del arte contemporáneo una especie de reivindicación visual de la adiposidad; en una cultura obsesionada con el adelgazamiento, salta a la vista un apologético movimiento de signo contrario, una insurrecta y voluptuosa poética de la carnosidad, un hipertélico empoderamiento escópico de los excesos de masa corporal. En esta línea, el artista italiano Yossi Loloi ensaya en Ful!BeautyProject una entrañable exploración fotográfica, en el registro del erotismo, de la gordura extrema y de su puesta en escena. Desde una mirada no patologizante, la obesidad clase III de sus modelos puede convertirse, finalmente, en objeto de deseo. Así, la carnosidad traza las voluminosas zonas erógenas de una desnudez reformulada, excesos del cuerpo más allá de los límites trazados por los lugares comunes de un erotismo encorsetado. De esta forma, Loloi defiende, a pesar de los pesares, una radical democratización volumétrica de la belleza. La serie fotográfica Gyahtei de Manabu Yamanaka nos confronta con una desnudez todavía más perturbadora, aquella contrapunteada por la senilidad de sus modelos, ancianas cuyas edades oscilan entre los ochenta y nueve y los ciento dos años. De nuevo, estos desnudos exponen una figura del exceso: ya no de peso sino de años. Gravedad etaria en estos desnudamientos, indicios del implacable pasaje del tiempo inscritos en el rostro y en el cuerpo, la desnudez como memento mori. Estas desnudeces geriátricas evidencian, gracias a un brutal efecto de contraste, el punto ciego del desnudo como dispositivo escópico y especulativo, es decir, sus dificultades a la hora de representar ciertas 63 corporalidades fuera de la acronía utópica de una eterna