Estéticas menores

I.VIDEODROME 2. La pornografía alternativa -un fenómeno esencialmente digital, vinculado a la imagen electrónica, la Web 2.0 y las comunidades en línea- desplegará, desde hace más de una década, representaciones del cuerpo y sus placeres que intentan desmarcarse de aquellas producidas por las tendencias dominantes del dispositivo pornográfico. En este sentido, frente a la misoginia rampante de buena parte del gonzo y del porno extremo, el porno alternativo se presenta como women– friend/y (amigable con las mujeres), alejado de las formas de explotación características de la industria y vinculado a una suerte de empoderamiento femenino, a partir de representaciones y autorrepresentaciones que apuntan a la producción de formas de subjetivación erótica y no de objetivación pornográfica. De esta forma, un número importante de productoras de altporn pretenden, al menos discursivamente, ubicarse bajo el cobijo del feminismo pro-sexo, el porno feminista, queer y transgénero, posicionándose como la versión «más auténtica» de las formas de agenciamiento femenino al interior del multifacético universo de la pornografía digital. Lo que no deja de asombrarme es la manera en que la retórica de la autenticidad subsiste, reinventándose como una nueva porno-tecnología del yo y entrando en simbiosis con las coartadas de este nuevo subgénero, ya no bajo la lógica de lo casero (en clave amateur) o de lo extremo (en clave gonzo), sino de lo expresivo (en clave indie). En términos de contenido representacional, los modelos corporales se alejarán de las convenciones de la pornografía mainstream, es decir, de los estereotipos californianos de belleza femenina: largas cabelleras rubias, cuerpos delgados, caucásicos, bronceados, tonificados y siliconados y, en cambio, se apostará por looks prácticamente ausentes en el espacio pomoutópico, provenientes, principalmente, de subculturas urbanas. De esta forma, el altporn desplegará 58 un variopinto catálogo de clichés corporales provenientes

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