Estéticas menores

EL PLACER DEL HORROR... 51 13 Valga mencionar, por ejemplo. que Quentin Tarantino indicaría que su cinta «Kili Bill» es en parte un homenaje a este filme sueco. De hecho. su di– rector participaría con un breve carneo en la obra de Tarantino. 14 Las escenas no fueron filmadas por los actores de la película. sino por una pareja de· dicada a presentarse en centros nocturnos con espectáculos de sexo en vivo. De esta manera. las escenas incluidas pertene– cen a una serie de filmaciones en donde solamente se aprecian los genitales de aquella pareja en un primer plano. luego, de forma descuidada e ineficaz, se incorporaron tales tramos de metraje en las escenas en donde la protagonista era forzada a mantener relaciones sexuales. El resultado da cuenta del carácter amateur de los responsables de la edición. pues no hay consistencia de relación entre los planos e igualmente se exhibe una clara diferencia de iluminación. 15 Nuevamente. la am- bigüedad de la terminología utilizada en la descripción de algunas categorías surgidas de la cultura de masas, promueve confusiones varias. De hecho, no hay consenso alguno sobre la semejanza o diferencia entre los términos «gore» y «splatter». En cualquier caso, ambas palabras aluden a un uso excesivo de la violencia gráfica, exagerando muchas veces sus consecuencias sobre un cuerpo. De esta manera. es habitual que en un filme de tales característi- Víctor Díaz Sarret cas se muestren mutilaciones de toda índole, pero con resultados caricaturescos, propiciando desde efectos allende lo cómico hasta sensaciones nauseabun– das en los espectadores. 16 Aquí los términos «ficticio» y «real» de algún modo resultan intercambiables. Ello daría cuenta de un estado de confusa asimilación entre lo representado y la represen– tación, especialmente cuando esta última desea manifestarse como un verosfmil de lo real. De tal suerte, la intercambiabilidad de tales términos denotaría una posición política en sus usos; ambas posturas han conseguido un importante lugar de valida– ción en el pensamiento estético occidental, pero tales polos en tensión han de ser observados hoy, a su vez, en un estado de oscilación perpetuo si deseamos realizar un examen cabal del problema aquí propuesto.

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