Estéticas menores

EL PLACER DEL HORROR... Víctor Díaz Sarret placer y elprivilegio del 'invitado invisible; y resalta el modo en que el cine ha dependido de los mecanismos voyeurísticos activo/pasivos. Las mujeres, cuya imagen ha sido continuamente robada y utilizada para este fin, no pueden ver la decadencia de la forma del cine tradicionalcon mucho más que pesar sentimental. (Mulvey 1975 [2001):92-93) El giro de Mulvey -indicaba atrás- es elegante pues, amparada en una lectura psicoanalítica, consigue dar cuerpo a una crítica feroz contra el uso de la mujer en el cine de Hollywood. Crítica contra el androcentrismo cinematográfico: la mirada del hombre que ha conformado a la mujer como un «otro», amenazante y meritorio de controlar y domesticar; a la mujer como receptora de sentido. no su creadora. Dicha crítica sólo puede ser asumida como una certeza, no concibe dobleces que nos llevaran a eventuales discusiones. Pero sí estimo que la solución ofrecida por Mulvey puede ser, sino contrariada, al menos debatida en sus énfasis, pues propone -tal como observamos en el extracto citado– una modificación en los códigos cinematográficos que invaliden los anteriores. Es decir, ante un cine androcéntrico se ha de responder con un cine que visibilice aquellos códigos tácitos, «desactivándolos». Dicha solución. como ya insinuaba no muy distante de la propuesta brechtiana, parece pasar por alto algo de suma importancia: la imagen es el efecto, no la causa. O mejor dicho: la imagen oscila entre causa y efecto; así, modificando su contexto de exhibición y/o de producción, la misma imagen puede abrir horizontes distintos. A veces no es necesario modificar la imagen exhibida, sino exhibirla a una mirada distinta. Con dicha consideración tal vez podamos esquivar la mistificación esencialista que supone un «en sí» de la imagen, como si ella fuese una entidad estable y no dependiente de su contexto. 47 De tal suerte, en el «rape and revenge» sin duda

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