Estéticas menores

EL PLACER DEL HORROR... Víctor Díaz Sarret relaciones. Para decirlo de otro modo: un film nunca es «un film», así como una imagen no es sólo «una imagen» (Cfr. Ranciere, 2010), pues las relaciones que podrían establecerse al amparo de un frame, un plano -incluso sin contar su musicalización, o la disposición de los diálogos, o los tiempos tramados por la edición-, resultan por lo pronto incontables. Con ello deseo indicar que un filme nunca «dice» sólo lo que pretende «decir». Incluso más, que el cine en rigor es siempre mudo, aunque sea sonoro. Quien habla en cambio es aquel que se encuentra frente a la pantalla, no un «aquel» dentro de ella. Y aquello que puede parecer en principio una apología a la ignominia y lo abominable en imagen. espero que no sea entendido de ese modo. Pues con ello no deseo indicar que «todo está permitido», sino más bien que nuestra relación con lo permisible ha de considerar que lo realmente macabro y condenable se encuentra a «este lado» de la pantalla, no tras ella. Se me señalará al respecto que el consumo de escabrosas imágenes podrían llegar a naturalizar lo reprochable, o bien a neutralizar nuestra capacidad de ser afectados, de generar empatía con el dolor ajeno. A lo cual respondería: toda imagen contiene en sí un momento anestésico, pues a eso llamamos contemplación. Pero también toda imagen desnaturaliza lo exhibido, pues a eso llamamos representación. En ese sentido, los filmes aquí descritos son sin duda merecedores de su crítica, en la medida en que los concibamos como expresión de su tiempo. Pero también son cintas que chocan. agotan, «dañan» la mirada ... y tal vez ahí radique su redención. Con justicia se me preguntará cuál sería aquella potencial redención de una forma cinematográfica abyecta y reprochable. Pues la hipótesis convencional seguiría la senda adorniana (Cfr. Horkheimer y Adorno, 2016): el cine, en el régimen del capital, no es más que la producción industrial de imágenes que construyen subjetividades industrializadas; el cine, diría Adorno, se 45 ofrecería con su verosímil como un símil del mundo. al