Estéticas menores
EL PLACER DEL HORROR... Víctor Díaz Sarret victimarios, fueron realizadas con suma truculencia y de modo altamente efectistas. De algún modo «duele» visitar aquellos momentos, si bien sabemos es aquel dolor anestesiado que propicia estar tras una pantalla. Pero peor todavía, también «place» a la mirada participar como un cómplice voyeur: la cinta de Graven, pese a todos sus problemas de distribución y censura, termina siendo un éxito en salas de cine vinculadas al grindhouse 1 y la exhibición de pornografía; igualmente, no es de extrañar que en éste, y muchos otros filmes vinculados al rape and revenge, en el relato encontremos un personaje que en efecto es un voyeur o un escopofílico, tal como el personaje de lngeri -la criada- en la propuesta de Bergman. Pues de alguna manera el voyeur parece ser una suerte de extensión en la ficción del papel que en rigor ocupa el espectador de tales filmes, espiando sin ser visto y obteniendo placer con ello. En otros casos, señalaba, el personaje es más bien un escopofílico, como Junior, el hijo de uno de los convictos en fuga en la propuesta de Graven. Pero en ambas variantes el espectador pareciera operar como un doble perverso, pues su mirada, su placer, e incluso su malestar y arrepentimiento, son meras cubiertas para una profunda pasividad cómplice. Es de algún modo, y parafraseando a Rancíére, un presupuesto de culpabilidad asignado directamente a quien mira como ente pasivo, a la eminente pasividad del espectador ; aquí, evidentemente, no hay emancipación, sino por el contrario castigo: suele ocurrir que en estos filmes el cómplice por omisión o el mirón perverso padezcan la misma suerte que el resto de los criminales, sino incluso a veces un castigo peor. El espectador debe ser castigado por su goce, pero también gozará luego de su castigo. Así, como si se tratase de una malversación sadomasoquista, o de una reinvención del martirio practicado por los antiguos cristianos. en el rape and revenge todo apunta hacia el suplicio final del cuerpo culpable. Tormento recibido con placer, pues dicho sufrimiento será sinónimo de 37 redención y justicia. Aquel giro enrevesado de dolor y
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