Estéticas menores

EL PLACER DEL HORROR... Víctor Díaz Sarret representantes tanto en las cimas de la historia del cine como en los callejones más sórdidos de la filmografía desechable. Es decir, si bien el rape and revenge habitualmente se hermana con la explotación de más baja estofa, también se ha visto congraciado con el «toque de Midas» de algunos directores de renombre; aunque, en ambos casos, la figura del escándalo suele ser un acompañante perpetuo de esas cintas. De tal suerte, por ejemplo, habitualmente la cinta J1.1ngfr1.1kallan' (1959} de lngmar Bergman es mencionada como un referente ineludible y fundacional del sub-género. Es decir, se tiende a atribuir a esta pieza las bases de lo que luego sería una seguidilla de obras que orbitarían aquel imaginario. Pero evidentemente el trabajo de Bergman dista mucho de los lenguajes propios del cine de explotación: muy por el contrario, la alta carga alegórica de su relato medieval, el embellecimiento calculado de cada encuadre, su ritmo calmo y aletargado, además de una prestancia del diálogo como motor argumental, dan cuenta que la cinta de Bergman solamente comparte con el sub-género del rape and revenge su conflicto: la joven Karin es violada y asesinada por pastores que luego pedirán refugio en una casa; los asesinos desconocen sin embargo que aquel hogar pertenece a los padres de su víctima. El padre de Karin, al descubrir lo sucedido, termina asesinando a los pastores. Por último, cuando la familia va a retirar el cadáver de Karin, desde el suelo y por debajo de su cuerpo comienza a manar agua. El análisis de la multiplicidad de sentidos originados por la alegoría propuesta por Bergman excede las intenciones de las presentes palabras. Incluso más, nos encaminaría por senderos que distan mucho de la ruta propuesta. Por ello, más allá de las referencias a las divinidades nórdicas y su problemática filiación con el cristianismo, o más allá de las reflexiones orientadas hacia la redención y el pecado. la cinta de Bergman resulta aquí interesante por una cuestión más bien anecdótica: en 1972, el primerizo director Wes Craven 35 realizaría una suerte de homenaje al film de Bergman,

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