Estéticas menores

¡MATEN ATODO EL MUN... aliwen cortan el queque no entienden nada y se horrorizan, se espantan...» (lbíd.) Desde mi lectura, considerando tanto la escena de los antros y las fiestas under en las que performanceaba la Perra y su propia biografía, sumada su labor como activista y educadora sexual, este travestismo monstruoso que describe se trata de una corporeización del estigma propio del VIH/sida en la sociedad chilena de la segunda mitad de la transición democrática, donde un avance en las políticas públicas y sanitarias no terminaba por enfrentar el problema en la inscripción cultural de la «enfermedad», reflejado en la burocracia, discriminación e higienización de los cuerpos de personas viviendo con VIH y con sida en el sistema médico público. De esta manera, el cuerpo travestí seropositivo se transforma en una manifestación artístico-política de la disidencia sexual mediante la estética del camp, de la misma manera en la que el fenecido filósofo travestí Giuseppe «Giucamp» Campuzano comprendía el vínculo entre el retrovirus, la conmemoración afectiva de los muertos y el travestismo como práctica cultural: La muerte como travestismo. No ñnalidadsino estadio, muerte como ritualidadque la epidemia del SIDA, la enfermedaden general, ha desdibujado. SIDA como concepto complejo y contradictorio al plantearse como ffagelo, visibilización y estereotipia de la diversidad sexual, como síntoma de la violencia que hace invisibles otras maneras de ver elmundo y violencia contraofensiva donde información no equivale aprotección. SIDA como replanteamiento de las relaciones entre muerte, enfermedad y vida, entre infección, dolor y placer. (2009 (2013): 176) El camp travestí en nuestra cultura sexo-disidente es también una estética que permite mediar el habitar de las corporalidades «enfermas». generar una inscripción en el discurso de la sociedad civil -si bien muchas 289 veces de manera intempestiva y fugaz, cobigadxs por el

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=