Estéticas menores

111.LA PIEL QUE HABITO modernistas-. Aquel arte de vanguardia, criatura cautiva de las galerías artísticas y sus circuitos elitistas, es un llamado neoclasicista a conservar el juicio de gusto que separa a unos pocos del resto; generando una cierta transgresión calculada y reaccionaria cuya finalidad o consecuencia es mantener viva la tradición clasista de la alta cultura. De esta manera, se niega de la cultura «desviada» y «decadentista» que representa la cultura popular urbana mundializada posindustrial. Afirmar (en vez al modernismo vanguardista) la estética kitsch, tal como percibimos en la Kitsch Company del Nueve, es adoptar una posicionalidad por fuera del sistema del gusto burgués y de la autonomía del campo artístico con «A» mayúscula del primer, ya que se apropia de los códigos subculturales traficados por las comunidades under de marginales/marginados quienes se encuentran sumidxs en la condición del consumo mediático propio de la baja cultura (antros, cines, espectáculos. discotecas, publicidad, televisión, vodevil...). Si bien me parece importante la alerta que nos hace el filósofo y curador Paul B. Preciado sobre la imposición norte-sur de estas categorías estéticas anglosajonas (como kitsch, camp, incluso queer) ya que puede «hacernos correr el riesgo de sacralizar la genealogía norteamericana transformando la cultura de resistencia (en los bordes) en una periférica y exótica nota de pie de página a la historiografía dominante» (2011, 42-44), en este(os) caso(s) estoy recepcionando la misma utilización crítica de estas nomenclaturas por actantes artístico-políticos de la escena artística de Abya Yala: demostrando la misma injerencia de estos creadorxs perifericxs en el desarrollo de estas contra– estéticas que -si bien tienen su génesis en el norte global- no son ignorantes de su existencia y que utilizan estos códigos foráneos de manera inventiva desde sus propias prácticas locales. La transformista y transgénera Jaime La Vite, una de las figuras más reconocidas de la compañía, causaba 264 revuelo en la escena under por su estética abyecta que