Estéticas menores

DESOBEDECER LA AUTEN... Matías Marambio Antiguo Régimen, estamentales o de órdenes- regularon su funcionamiento a partir de lugares establecidos por relaciones genealógicas, por lo que las ambigüedades en torno a las herencias produjeron un conjunto de ansiedades sociales que no se limitaban solo a la raza 12 • sino que también remitían a los lugares dentro de la jerarquía social (ver Araya 2014). En un plano afín, la performance pone en nuestro espacio de visión la coexistencia de atributos que, aunque igualados en su presentación formulaica e instruccional. no son igualmente valorados en una sociedad que establece. todavía. diferencias pigmentocráticas que privilegian lo blanco por sobre lo obscuro y que han agudizado sus expresiones a raíz de los recientes procesos migratorios de población afrocaribeña. Al ubicar estas características en un mismo plano se juega a la provocación de las expectativas de quienes miran la acción, tentándoles a subvertirlas o. por el contrario. a darles una escenificación que ubique en lo público los prejuicios dominantes y ofrezca la chance de una crítica. Esta poética adquiere su formulación más explícita hacia el final de la performance, cuando Calfuqueo escribe con un lápiz labial rojo «La identidad es cosplay» en castellano, inglés y mapuzungun. ¿Qué lugar queda para la autenticidad de un sujeto mapuche y, aun más, para un mapuche contemporáneo 13 ? No parece posible recurrir a una esencia transhistórica ni a una cosmovisión ancestral que garantice la condición indígena, pues ella se revela (y rebela) como una construcción que depende. en nivel u otro, de lo social. Cosplay viene a designar un gesto de mayor alcance y amplía su significado más allá de aquellas prácticas asociadas a la esfera de fans de anime, manga y otras manifestaciones de la cultura pop japonesa. En efecto, ya no se trata aquí de imitar a un personaje, de lograr la mayor similitud posible y encarnar a una entidad ticcional. pues el referente indígena se exhibe tan maleable como elusivo. Si en algo insiste la obra es en su crítica a la autenticidad y en el reclamo contra las imágenes transparentes que nos dicen de manera unívoca quién es un 247 mapuche y cómo debe verse.

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