Estéticas menores

111.LA PIEL QUE HABITO el tono, estilo y estructura fragmentada del texto, pensamos que es una forma válida para propiciar una discusión, al igual que otros formatos tradicionales. Vemos además un valor en la aparente falta de unidad en el discurso, en sus reiteraciones y, a veces, delirios, ya que las distintas prácticas que señalamos, son quehaceres que ocurren en la vida misma, por lo que el mantener lo propio de la práctica de esta escritura en su cotidianidad, nos parece necesario. Sin embargo, asumiendo el carácter de esta publicación, hemos complementado el texto con distintas notas al pie de página, para compartir las distintas fuentes y discusiones que nutren nuestras reflexiones, de la mano de nuestra práctica. Esperamos sean de ayuda para abrir nuevas direcciones. Así, lector, deseamos que como otra subjetividad con la que intersectamos, algo diferente se produzca en la lectura de este devenir íntimo pero abierto, que nos disponemos a compartir. 2. Pancho me propuso que escribiéramos. Pancho, me propusiste que escribiéramos. Desde la nada. Por el momento esa nada significa que no tiene normas de interlocución (no sé si escribo sólo para Pancho, para mí, para otros, no sé «a quién dirigirme»), ni normas temáticas ni nada parecido a un límite más que el de las propias letras<. Supongo lo de la dirección en tanto entiendo que la escritura siempre está dirigida. Pero por el momento es una escritura de nosotros, entre nosotros. No creo que sean respuestas y preguntas, sí quizás causas y efectos de escritura. Tirar y aflojar. Ese tirar y aflojar (nótense las múltiples posibilidades de aquello) ¿ocurre en las propias letras o en la práctica de pensar y tipear esas letras a un tiempo al unísono? Sea que tenga dirección o temática, el límite está dado por el propio hacer de la escritura más que por aquellos elementos anecdóticos que pueden 198 enmarcar un texto. Es curioso que quizás por el contrario

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=