Estéticas menores

SEXUALIZANDO LAS CA... Laura Milano Tres casos posporno desde el Cono Sur: la Fulminante, Elizabeth Neira y Milo Brown En este apartado quisiera revisar el trabajo de tres artistas y activistas que -desde diferentes contextos sociopolíticos y posicionamientos dentro del campo artístico- han generado prácticas pospornográficas perlormáticas en el espacio público, usando su propio cuerpo como materia expresiva y espacio de resistencia. En primer lugar, menciono el trabajo de la artista colombiana Nadia Granados (1978) quien a través de su personaje La Fulminante• explora (y explota) la representación estereotipada de la mujer latina sexualmente provocativa a través de intervenciones perlormáticas 2 • Extraída de las fantasías eróticas construidas por los medios de comunicación, el reguetón y la pornografía, La Fulminante condensa y pone en escena aquello que se imagina en torno al cuerpo femenino sexualizado: voluptuosidad, seducción, desnudez. Un cuerpo ofrecido, dispuesto y exhibido para el goce de los otros. Pero de la mano de este cuerpo que se sabe objeto, la artista i ntroduce críticas a los discursos dominantes de la clase política, los medios de comunicación y la Iglesia, dando a luz a nuevos sentidos contrahegemónicos, torsiones feministas, anticlericales y anticapitalistas. Con una amplia trayectoria dentro del arte vivo, Nadia Granados ha logrado condensar en el personaje de La Fulminante el signo hipersexualizado de la femeneidad para ponerlo en diálogo con diferentes escenarios de lo público (medios de transporte, plazas, baldíos, centros culturales, zonas comerciales, como también por las redes sociales, la web y por los canales de pornografía online). Basta mencionar la performance Carro limpio, conciencia sucia (2013} realizada en Plaza Santander de la ciudad de Bogotá (Colombia) donde la artista realizaba la acción de limpiar una camioneta cubierta de barro y hacerlo de forma hipersexualiza: friega sus muslos contra los vidrios, lame los parabrisas, se escurre los 119 trapos mojados en el torso dejando caer el barro entre