La intensidad del acontecimiento: escrituras y relatos en torno a la performance en Chile

La intensidad del acontecimiento. 96 comprender que el factor que estructura y dispone a los cuerpos es la condición política de la relación entre fuerzas, fuerzas que constituye a todo cuerpo en una potencia corporal. En este sentido, el carácter de los afectos del cuerpo, su condición anímica, o sea la lucha entre las pasiones dominadas y dominantes, es siempre un registro político de la fuerza. Es decir, que todos los afectos que aumentan o disminuyen la preeminencia anímica del sujeto operan ya desde un sentido político de la sensibilidad; de modo que cualquiera sea el énfasis o singularidad de la performance, siempre pasará por el sentido político de los afectos o fuerzas que traman al cuerpo. Bajo esta coordenada de lectura, el ejercicio que pone en obra la performance ha de ser pensado en el sentido micropolítico del poder, o sea, en la consideración de que el cuerpo como territorio político de las fuerzas está siempre en una disputa infratecnológica por la conducta del sujeto. Razón por la cual, cualquier posibilidad de pensar la acción performática por fuera de la preeminencia política del cuerpo y la sensibilidad, estará ocultando tanto las condiciones ideológicas de su reflexión como las de su voluntad “escénica”. Comprendemos entonces, que el fundamento teórico de la negatividad puede ser factor de resistencia al poder de la representación, en la medida que considera el cuerpo como un espacio de relaciones de fuerza, vale decir, un espacio en el que la lucha de los afectos es inmediatamente la lucha política por la dirección de las conductas. Pensado así, la performance implicaría una suerte de régimen de los procedimientos, por los cuales se apela a una recuperación afirmativa del cuerpo en tanto proceso de fuerzas , y a una crítica del cuerpo-sometido, en tanto, producto de las modulaciones disciplinares de la representación y de las instituciones que lo resguardan. En este sentido, las fuerzas activas del cuerpo no pueden ser activadas más que por la crítica a la representación y su poder disciplinante. Desde esta perspectiva, la negatividad sería una fuerza de valoración en la medida que deposita su sentido en el carácter activo del cuerpo, o sea, en la voluntad de no dejarse integrar por los mecanismos anestésicos del control, y por erguirse a partir de la cifra de resistencia que opera en toda relación de poder. Bajo el hilo conductor del carácter visual y espacial del arte de acción y, a partir del cuerpo como una experiencia relacional de la sensibilidad, la performance (como lugar escénico de reflexión estética) pone en funcionamiento un

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