La intensidad del acontecimiento: escrituras y relatos en torno a la performance en Chile
La intensidad del acontecimiento. 88 que hasta ese momento se consideraba legítimo para el mundo del arte. Se abrió de esta forma, el sentido histórico de las contradicciones internas del campo artístico y el lugar autocrítico que ocupará el dispositivo del significante en la valoración reflexiva del arte. No obstante, y frente a la fatalidad que se pueda dejar sentir por el devenir canónico de la vanguardia y su consiguiente academización e integración; el problema del límite/transgresión -como soporte histórico del progreso artístico- sigue siendo un lugar de imponderable lucidez estética; ya sea, por la actitud crítica hacia las nuevas condiciones de la autonomía del arte, o por la actualización de esa voluntad de suprimir la separación entre arte y vida apreciable en algunas prácticas de arte contemporáneo. Por lo demás y contra toda desilusión improductiva, el arte revolucionario de la vanguardia siendo recuperado por la historiografía del arte, por los museos o por cualquier dispositivo que lo agencie a su corpus referencial, ninguno puede digerir la totalidad del elemento subversivo por el cual se abrió el camino de las posibilidades del arte contemporáneo. Desde la incorporación materialista de la realidad al soporte pictórico en la obra de Kurt Schwitters, hasta las repercusiones del sentido crítico detonadas por la liberación de la represión objetual de la obra (como condición de la experiencia estética) en el urinario de M. Duchamp, la transgresión de los límites en el registro de sus condiciones históricas, en la perspectiva estética de su sentido o en la función reflexiva de la operación artística, es siempre un elemento primordial al funcionamiento del campo artístico ; entendido éste último, como un sistema de inmunización de sus propias heridas simbólicas. En cierta forma, podemos afirmar que si el arte se expande, se expande sólo hacia su interior, hacia la carga inconsciente sedimentada por su propio fondo histórico y cultural. Volviendo ahora sobre el carácter reflexivo del límite y su función de corte entre lo que se considera arte y lo que sería contra-artístico, la cuestión parece no ser tan clara, sobre todo si consideramos que lo que antes fue contra-artístico hoy es regla, institución o pieza de museo. El dualismo entre el adentro y el afuera del arte se ha vuelto cada vez más confuso y ambiguo. No obstante, la función del corte y el problema de la legitimación institucional siguen siendo una operación discursiva de poder y un negocio entre agentes culturales.
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