La intensidad del acontecimiento: escrituras y relatos en torno a la performance en Chile

57 2 Soledad González Díaz: “El lujo de lo social. (A propósito de bares y prostíbulos del barrio puerto)”, en Miseria de lo cotidiano. (En torno al barrio puerto de Valparaíso) , Pablo Aravena ed., Universidad de Valparaíso, Facultad de Humanidades, 2002, p. 52. 3 Ibíd., p. 67. 4 Pablo Aravena: “La memoria del ultraje. (De putas, colas y la experiencia de la represión)” , Ibíd., p. 113. 5 Este retrato forma parte de la exposición forma parte de la exposición “ Bajo Sospecha ” (1998), que el artista realizó en la Galería Posada del Corregidor. Esta obra nace como una reflexión visual a partir de una experiencia personal del artista. de esperanza” 3 . En la misma investigación, el historiador Pablo Aravena afirma –contra las expectativas políticas depositadas en el concepto de “bajo pueblo” elaborado por el historiador Gabriel Salazar-, que “esta definición de “bajo pueblo” aquellos rasgos que lo hacen filosóficamente homologable a la categoría de Clase ; a saber, su carácter “trascendental y preconstituido” y su concepción como “síntesis universal”, en fin, un “esencialismo del sujeto” 4 . Debemos recuperar entonces –aunque así enunciado resulte paradójico en un primer momento- el espacio de la representación, como lugar de alteración y desencuentro en el imaginario dominante en cada caso. Pienso, por ejemplo, en el trabajo de foto-performance de Bernardo Oyarzún. Un proyecto que el artista desarrolla utilizando su propio cuerpo como recurso político, soporte de una lectura que administra implacablemente la complicidad del espectador para exhibir ciertos rasgos de la sociedad chilena, profundamente clasista y racista. La imagen “El delincuente” 5 incrimina desde su mismo título al espectador en el mismo fenómeno que denuncia. Considero aquí el cuerpo como el lugar de la emergencia de un “orden” ilegible de lo Real. Como si el cuerpo fuese el lugar de una frágil sutura entre la idealidad y la materialidad de la existencia. Acaso no se trate de una dimensión de lo Real ajena a la representación, sino más bien de una alteridad respecto al discurso. Hablamos del cuerpo como soporte ilegible del poder, precisamente en donde el poder tiende a hacerse ilegible, porque constituye subjetividades. Bajo la dictadura militar, Chile fue habitado corporalmente, en una experiencia cotidiana de la finitud en la que un concepto como el de ciudadanía era inimaginable. Hoy la intensidad del cuerpo en espacio representacional de la performance en un país sin duelo podría resultar acaso de la experiencia reflexiva de esa sutura. Sergio Rojas

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