La intensidad del acontecimiento: escrituras y relatos en torno a la performance en Chile
La intensidad del acontecimiento. 38 13 Jacques Rancière : Op. Cit. Pg. 12. 14 Jacques Rancière : Op. Cit. Pg. 13. 15 Jacques Rancière : Op. Cit. Pg. 14. emancipación humana, ello en un contexto en que muchos se esforzaban precisamente en poner de manifiesto su distanciamiento con esa disciplina. ¿A qué se refiere esta expresión “ le partage du sensible ”, que traducimos por “ la división (o partición) de lo sensible ”? 12 En la medida en que logremos responder a esta pregunta, podremos también comprender en qué se funda la relación entre estética y política. Denominaremos “lo sensible” a ese mundo que en su totalidad constituye el contexto con el que nos vinculamos a través de nuestras facultades, en primer lugar a través de los sentidos. Rancière explica que “Una partición (o división) de lo sensible fija al mismo tiempo un común compartido y partes exclusivas” y que “Esta repartición de las partes y de los lugares se funda en una partición de los espacios, de los tiempos y de las formas de actividad que determina la propia manera como un común se presta a una participación y en el que unos y otros toman parte en esa partición” 13 . Rancière nos recuerda que en opinión de Aristóteles le correspondía al ciudadano tomar parte en el gobierno y en la manera de gobernar, pero no al esclavo que, si bien puede comprender el lenguaje, no lo «posee» y, en consecuencia, no puede tomar parte en las decisiones. Platón, por su parte, consideraba que los artesanos no pueden participar en los asuntos de la comunidad porque tienen que trabajar y no les queda tiempo para otras cosas. El trabajo no puede esperar. Entonces, “La partición de lo sensible deja ver quien puede tomar parte en lo común y quien no, ello en función de lo que cada cual hace y del tiempo y del espacio en los cuales esta actividad se ejerce. Tener tal o cual «ocupación» define de este modo las competencias y las incompetencias en relación a lo común. Ello define el hecho de ser o no ser visible en un espacio común, estar dotado de una palabra común o no, etc. Hay entonces, en la base de la política, una «estética» que no tiene nada que ver con esa «estetización de la política» propia de la «era de masas» , de la cual habla Benjamin” 14 . A esta estética elemental, Rancière le dará el nombre de “estética primera”. Y, dice él, “Es a partir de esta estética primera que es posible abordar la
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