La intensidad del acontecimiento: escrituras y relatos en torno a la performance en Chile
La intensidad del acontecimiento. 18 Si bien es cierto, esta suerte de partitura que comporta un happenings, tal como la describe Sontag, puede distanciarse enormemente de algunos procedimientos, por ejemplo, del accionismo del 70 en términos de su calidad de ensayable, no es menos cierto, que toda performace comporta un diagrama para su realización, y de parte del accionista una disciplina corporal que permita soportar a lo que va a exponer su cuerpo. En esta misma línea, incluso con anterioridad, Michael Kirby, definía al happenings como un tipo de teatralidad sin matriz narrativa y personajes. Tomando como referencia las puestas en escena de John Cage, quien suprime la estructura composicional reemplazándola por la duración 13 . No obstante, la duración, en el caso del happenings, si bien no se articula desde la peripecia y la eficacia dramática, lo hace desde una serie compartimental 14 . Así mismo Féral (1985), define este curso serial como una suerte de flujo de fragmentos de significantes que se van yuxtaponiendo en el curso de la acción, sin nunca constituir una estructura codificada determinada y continua, que es lo que ella entenderá como narratividad. La performance no es pues narrativa, en cuanto no sucede con un plan previamente fijado, en función de un efecto previamente determinado como lo haría el teatro, no obstante “aparece así como una máquina que funciona con significantes dispuestos en serie” 15 , que se asemejan a una infra-teatralidad: “La multiplicidad de estructuras simultáneas ([…] qué se ve en obra en la performance) parece reducirse, de hecho, a una infra-teatralidad sin autor, sin actor y sin escenógrafo”. 16 Esta sustracción que distingue a la performance es aplicable, por sobre todo a la estructura que define el relato dramático, siempre que entendamos esto último no solo como el soporte ficcional de la intriga, sino como un entramado de acciones, en que acción es más un significante que la denotación de un quehacer. Lo dramático en el teatro se armaría desde una lógica de la eficacia que Aristóteles llamó efecto. La secuencia del entramado es un acontecer propiamente temporal, es decir, se organiza desde una cierta economía temporal, lo que Sontag denomina suspense o Kirby matriz narrativa y Féral plantea en la metáfora de la máquina de significantes en serie. De esto resulta que la performance es un dispositivo construido que ejecuta el límite de su eficacia, y por ello juega en el umbral del simulacro, dentro y fuera, a la vez, en lo que reside su fuerza. Es este, desde mi punto de vista lo que 13 Kirby, Michael, “El nuevo teatro”, en Estética y arte de vanguardia, Buenos Aires, Pleamar, 1976 p. 66 14 Id. 67 15 Féral, (1985) p. 137 16 Id. 137
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