La intensidad del acontecimiento: escrituras y relatos en torno a la performance en Chile
17 por los límites sensoriales del propio ejecutante, a la vez que interroga por los límites de la recepción de los asistentes. Según Féral, es esta característica la que otorga independencia a la performance de toda otra forma escénica o teatral y su autonomía como visualidad, y es la que autoriza el uso de soportes mediáticos. Es acerca esta tesis sobre la que quisiera insistir más adelante, en la relación con el uso del video en la Performance. En tercer lugar, la performance define al cuerpo como soporte preferencial, entendiendo a este cuerpo como materia y acción, más específicamente, la performance pone en juego una política del cuerpo y no una reflexión sobre el cuerpo . Es decir trabaja en el desmontaje de las políticas de representación de lo corporal alteradas a través de la exposición material del mismo. Esta materialidad, sin embargo, no debiera entenderse como la mera fisicalidad de un cuerpo, su carne, o su nervio, es a mi modo de ver, su conversión a tiempo lo que la constituye. En efecto, la performance es un arte de acción cuyo aspecto central es el trabajo de omisión, o más bien, el no-trabajo con el tiempo. Lo que se podría expresar como un dejar suceder . Acción que se dilata en el tiempo y por efecto de tal dilatación tenemos la impresión de no representacionalidad. Y digo “dilata” y no “despliega”, pues la idea de desplegarse implica ya figura, por ejemplo como ritmo . Este énfasis en la dimensión temporal ya fue notado en los sesenta por Susan Sontag a propósito del Happenings: “Otro aspecto sorprendente de los happenings es su tratamiento del tiempo. La duración de un happening es imprevisible (..) La imprevisibilidad de duración y de contenido de cada happening diferente es esencial a su eficacia. Ello es así, porque el happening no tiene trama ni argumento, y, por ende, ningún elemento de suspense (…) El hapening opera mediante una red asimétrica de sorpresas, sin culminación, ni consumación.” 11 Lo interesante en este caso es la apelación a una cierta eficacia y el reconocimiento de una secuencialidad, aunque “a-lógica” o imprevisible como la de los sueños, no del todo fortuita, pues: “[…] no es cierto (como suponen algunos asistentes a los happenings) que los happenings sean improvisados en el lugar. […] Gran parte de lo que ocurre en la representación ha sido elaborado y coreografiado en ensayo por los mismos actores […] 12 11 Sontag, Susan, “Los happenings: un arte de yuxtaposición radical”, en Contra la interpretación, Buenos Aires, Debolsillo, 2008. p. 34 12 op.cit. 341 Mauricio Barría Jara
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