Esos grandes detalles: 92 relatos escritos durante la pandemia
96 La once, un día Parto un trozo de pan. Mis abuelos conversan. Observo cómo se rompe cada unión en la masa del pan. Sus pequeñísimos agujeros producto de la levadura se van expandiendo a medida que tiro en lados opuestos mientras pienso en que este será un momento del que me voy a acordar para siempre. Las cimas son infinitas, el éxito, una ilusión Voy subiendo el cerro. Escucho las piedras que se deslizan después de cada pisada. Algunas piedras se desprenden y caen un par de centímetros. Sigo subiendo y solo escucho mi respiración y pulsaciones. Sigo subiendo, siento el viento frío en la frente algo sudada y lo escucho silbando en las cimas cercanas. La voz de la ciudad comienza a zumbar levemente; emergen las bocinas, los reflejos efímeros del sol en los vehículos lejanos que desfilan en las avenidas, como hormigas reflectantes. Llego a la cima y veo todo como si fuera algo nuevo. Se están construyendo casas cada vez más arriba en las faldas del cerro. El viento aumenta considerablemente. Me siento un rato a pensar qué va a ser de mi vida este año. Comienzo a lanzar piedras, si achunto al pico de rocas que está como a 6 mts de mí es porque encontraré trabajo; otra piedra para apostar a un viaje, y así con varias cosas. Miro hacia el norte, no estoy en la cima más altas de este cerro, tampoco de mi vida. Regalo Hace calor, salgo al patio un rato antes del almuerzo. Justo al otro lado de la pirca en el fondo está el cerro. A lo lejos veo que se
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