Esos grandes detalles: 92 relatos escritos durante la pandemia
80 Daniela Munizaga: Y nuestros padres que estuvieron encerrados, encarcelados. (El de Daniela en el Estadio Nacional y el Estadio Chile por aproximadamente cuatro meses; mi padre en el Regimiento Tacna, el Estadio Nacional, Chacabuco, Punchucaví y Tres Álamos por alrededor de dos años). Claudia: Es cierto, nuestros padres estuvieron hospitalizados… ¡Me equivoqué con esa palabra! Encerrados, eso quería decir. Daniela: Es que algo pasa con eso, esos conceptos están relacionados de algún modo. Cuando comenzó la cuarentena le pregunté a mi padre cómo había sido el encierro al estar preso y me contó de la impresión que le causó el primer árbol que vio tras estar encerrado en el Estadio Nacional. Le pregunté mucho acerca de esa historia por el hecho de que era un encierro que rodeaba a la muerte y me contó cómo en el encierro se aprecian cosas que a veces no miramos con detención, como un árbol y todo el tiempo que ha estado allí un árbol. No sé por qué se me juntaban esos dos tiempos cuando le preguntaba a él cómo había lidiado la muerte, algo con lo que estamos lidiando ahora; y estar hasta el peak es lidiar con la muerte como algo cercano. Eso creo. Claudia: Ahora estamos hablando mucho de la palabra peak. Daniela: En la pandemia y en el 2020 el peak es lo que se le llama el peak de la muerte. Y eso que hemos visto en los diarios en Italia o España, a lo que se llama peak todavía no llegamos, al peak de muertos. En inglés (ambas buscando en nuestros teléfonos) es la punta, la cima, el pico. Claudia: Eso me interesa mucho como escenario o límite en su determinación, sobre lo que equivale. En mi caso, el PEEK es un objeto que reemplaza un pedazo de cráneo hecho de polieteretercetona, un material que llegó a llenar una ausencia, el espacio que dejó otro. Me interesan mucho las cosas que hemos ido situando, tú trabajas como psicoanalista infantil, y allí me surge interés por esa perspectiva, en cómo generar relaciones con la propia cultura al observar lo que acontece ahora y estando tan cansada de estar encerrados. Daniela: Todo lo que hablábamos hace tres años en tu hospitalización y ahora en el actual encierro son puros recuerdos sensoriales. Nos alegra recordar cómo nos sentíamos, pues en ellos no existe el distanciamiento social, son recuerdos de adolescencia y de infancia, son vívidos y nos hacen reír por lo sensorial que tienen ambas situaciones. Recuerdo cuando a los 17 años fuimos a Italia a la casa de tus abuelos en el campo, al sur de Roma. Allí vi chanchos por primera vez en persona y despertábamos con los ruidos de las gallinas. Pasamos semanas en un lugar donde tú sabías que habías sido niña allí, y esos recuerdos sensoriales son los que nos mantienen bien en la cuarentena, en el encierro. Cuando estuviste hospitalizada también fue un encierro.
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