Esos grandes detalles: 92 relatos escritos durante la pandemia

71 Como no podíamos salir al parque, el cuidado de las plantas de la casa también se volvió una tarea importante. Me preocupé de regar y abonar más aún las que tenía, enseñándoles a los niños sobre su mantenimiento y lo delicadas y sensibles que pueden ser. Compramos dos plantas de frutillas y las planté con ellos en una maceta que dejamos en un pequeño patio que antes servía sólo para guardar basura y cachureos, pero que ahora poco a poco hemos ido ordenando y llenando de plantas. Cada vez que salgo ahí el golpe de aire me reaviva e instintivamente miro hacia arriba para perderme en el amplio cielo de hermosos azules, dejando atrás el pequeño cuadrado de cemento que estoy pisando. Para mis hijos también es toda una hazaña poder abrir la puerta de la cocina y salir “al afuera”, poner los pies en esa otra realidad más luminosa y viva e ir a mirar las plantas, regarlas, ver cómo crecen las frutillas y buscar caracoles o arañas en los rincones. Pero más allá de todo esto, lo principal ha sido comprobar la gran importancia que tiene la familia para nosotros, el estar juntos, sanos, felices los cuatro. Durante todo este tiempo, nuestro hijo mayor ha pedido abrazos al menos unas veinte veces al día, como si fueran un remedio mágico que pudiera llevarse todas sus angustias e incertidumbres. Y, gracias a la obligada convivencia ininterrumpida, nuestro hijo menor ha comenzado a hablar más, a exigir su lugar en juegos y discusiones, a cantar en voz alta, conjugar verbos, contar hasta diez, expresar sus emociones y hacer pipí y caca en el water. Ahora, cuando vamos a buscar al mayor a la escuela, el menor se acerca a él y lo abraza como si hubiera pasado toda una vida desde que partió en la mañana, ambos se cuentan lo que hicieron en su día y regresan a jugar juntos. Verlos así de compañeros me recuerda constantemente lo valiosas que son las relaciones personales, los abrazos, las caricias, las risas, y agradezco poder tener una familia en la que todo eso y más esté siempre disponible. No ha sido fácil este tiempo y, a pesar de lo que he escrito, hay muchos momentos en que todavía pierdo el control y siento que todo me rebasa. Son tantas las emociones, preocupaciones, incertidumbres y trámites que ocupan mi día a día que trato de quedarme en el presente, sólo en el presente, y vivir cada evento como un logro único que vale la pena disfrutar sin pensar en nada más. A veces lo consigo y otras veces no tanto... pero sigo intentando.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=