Esos grandes detalles: 92 relatos escritos durante la pandemia
65 Recibí hoy una invitación a escribir las cosas que se piensan en el confinamiento en el que nos mantiene esta pandemia. Pensé de inmediato, que haría un diario de vida, pues esa clase de escritura ocurre en horas ocultas, íntimas, cuando después de haber transcurrido latamente las horas del día e incurrida la hora del recuento, se quiere preservar para la memoria unas cuantas anécdotas, para un futuro que agradezca refrescar zonas, las que pueden llegar a ser piezas de un puzzle del que cuando las escribimos, no conocíamos la imagen. Así, partiré por definir que vivir en confinamiento tiene oscilaciones neuróticas variables, cambiantes, y que esta especie de estornudo que voy a escribir, es la primera cosa que pensé cuando escuché la invitación, encontrándome bien contagiada por la historia del crepitar de los garbanzos con la que el curador nos sedujo, tratándose de un relato asombroso, doméstico y mágico. Para poner contexto, voy a relatar que venía recién de protagonizar la mudanza de mi casa desde un departamento bastante oscuro donde viví por cerca de 10 años, el cual por cierto amaba, en buena medida porque era mi trofeo de independencia y la liberación del pago del arriendo y de las relaciones no fidelizadas respecto de los bienes y del falso adagio de “carga liviana” para una mente sana; o desapego de los budistas. No se detectar cuando, mis pensamientos empezaron a girar en torno a los elementos más básicos y cándidos y asentí Lluvia pequeña Catalina Donoso B. Artista visual
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