Esos grandes detalles: 92 relatos escritos durante la pandemia

52 Por si acaso, mejor lo leo. Por si acaso, mejor lo veo. Por si acaso, mejor entreno. Por si acaso, mejor lo aprendo. En lugar de tener más tiempo, me apuro cada día por leer esos libros que tenía pendiente y por estudiar eso que necesitaba saber pero que dejaba a la mitad por el cansancio acumulado del día. Tengo menos tiempo que nunca. Este viaje a no-sé-dónde podría terminar mañana y aún me falta completar un par de faenas. Puede que todo esto sea lo que alguna vez imaginé como “el momento perfecto”. Sin embargo, para sobrevivir al momento perfecto es fundamental mantener una rutina, en una situación como esta no puedo permitirme el lujo de hacerle caso al capricho con el que me despierte. “Come bien”, “Trabaja”, “Muévete”, “Levántate temprano y acuéstate con sueño”, “Si te gusta lo que ves, píntalo sin falta”. Uno de estos días, mirando el paisaje de la ventana, de pronto sentí que una montaña se repetía, como en las caricaturas. Para ahorrar en el presupuesto de Escenarios , detrás de un personaje que camina pegaban una y otra vez los mismos árboles o casas. No importaba si alguien se daba cuenta, a fin de cuentas a lo que debías prestar atención era al protagonista. Los paisajes allí afuera se sobreponen tan rápido como creo que avanzo. Si se mueven ellos, me muevo yo, o nos movemos los dos, no merece ni la pregunta. Me

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