Esos grandes detalles: 92 relatos escritos durante la pandemia

326 desaparecían entre el azúcar y la leche, tal como lo hacía mi “güelita”, observar y sentir como niña, sorprenderme con cada detalle, disfrutar cada bocado sintiendo las mismas sensaciones al comer un postre sencillo y delicioso en medio de tiempos difíciles, como lo eran aquellos entre tantos hermanos en medio de una situación económica difícil, hoy en medio de una situación dura e incierta. Estos momentos llenaban mis necesidades y me hacían feliz, esa misma sensación de felicidad viene a mi hoy con una frescura de niña donde las sensaciones aparecen en cada estímulo. De niña las sentía sin saber que cada una de ellas hablaban de mí, de mi naturaleza y originalidad que en este tiempo he vuelto a sentir. Mi sensibilidad está abierta, atenta a lo sutil de los detalles pequeños, a disfrutar de lo simple y celebrar lo sencillo. Unas granadas en el suelo del patio después de la lluvia me recuerdan como un regalo a una o dos naranjas caídas en el patio de mi infancia como un tesoro mágico, un naranjo alto que no soltaba sus frutos, solo con una escoba, un palo, la puntería de un

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