Esos grandes detalles: 92 relatos escritos durante la pandemia
321 Los fantasmas y las cosas Tomás Fernández Artista visual He intentado varias veces iniciar sin éxito este texto. Podría llegar a ser romántica la imagen de un cuaderno tachado, con hojas a medio rasgar o la escena de una habitación con pelotones de papel esparcidos por el piso. Hasta la figura paralizante de la página en blanco sobre el escritorio atormentando a un escribiente poco avezado, podría revestir cierto encanto. Pero hoy la realidad está desprovista de la calidez y del espesor material de ese entrañable cliché. El color marfil del papel ha cedido al blanco espectral proyectado por una pantalla de computador, donde también es posible tachar (borrar, cambiar el color, subrayar, elegir entre una multitud de tipografías y un sinnúmero de otras herramientas y posibilidades) pero de manera programada, uniformada. De modo que mi mano ya no es mi mano, mi huella y mi borradura son idénticas a las de todos los demás. La hoja en blanco ya no amenaza desde un cuerpo físico sino desde su inmaculado doble pixelado, luminoso, con una única y diminuta línea vertical negra que parpadea y que se convierte en un recordatorio atroz, un cronómetro que no lleva un registro del tiempo transcurrido, pero que dice con cada centelleo: no has escrito nada, no has hecho nada de lo que deberías hacer. Marcando el ritmo del fracaso, de la inmovilidad.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=