Esos grandes detalles: 92 relatos escritos durante la pandemia

305 4, 5, 6-10… María/Rosario Montero Artista e investigadora Y ahí voy, tratando de creer que digo algo inteligente o quizás no diciendo nada en la comunicación a través de una pantalla en sus mil formas, de conversación, de imagen, de movimientos grupales para sacar el encierro. Saltando o manteniéndome quieta para sentir que en algo se avanza en este estado de congelamiento. Tratando de hacer esa posición de yoga que la profe muestra como pluma al otro lado y transformada en imágenes y pixeles. Y yo, abdominal en mano, contando 4, 5, 6-10…Así, el tiempo parece detenerse y en el esfuerzo se hace eterno… pero no, no es solo percepción. Al estar en mi cabeza ensimismada, no me percato de que el mundo fuera de mi espacio está congelado. Con esto no sólo me refiero al espacio simbólico, sino a ese congelamiento concreto, ese que ocurre en la mitad de una clase, reunión o conversa sentida, a esa figura de reloj dibujada en la pantalla que avanza, la rueda que circula o el cursor que se mueve sin mostrar cambios. Ese en que la llamada continúa, pero no se escucha y donde la imagen del otro se congela o se pixela. Los mensajes e imágenes convertidos en datos de ese otro lugar no acceden al mío. Ya no hay ruidos desde ese allá y el resto, imágenes pixeladas de supuestas otras, todo congelado. Y mi cuerpo, ya con puntada, porque de 10 tiempos hice uno eterno. Y ahí, todo pegado, un retardo de la comunicación, un corte en la llamada. Un instante de abismo en que se está sola. Y una, como siempre nerviosa, tratando de solucionar el impase para seguir como si todo esto pudiese remotamente transformarse en normalidad. Toda la modernidad que nos hemos tragado en nuestra buena educación se traduce a ese instante en que la comunicación se corta y, como espejismo, el programa intenta hacerte creer que todo sigue, pero lo cierto es que lo único que sigue eres tú, tratando que todo siga. Los edificios de cristales brillantes, las redes de fibra que se anunciaban, espejismos de la propia imagen, porque tarde o temprano nos damos cuenta de que, en este territorio, la precariedad de muchos es el brillo de esos cables que no llegan a todos.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=