Esos grandes detalles: 92 relatos escritos durante la pandemia
30 La realidad se ha vuelto absurda, ridícula y triste: una comedia negra. Hace unas semanas fui al médico a controlarme luego de la cuarta cirugía ocular. El retinólogo estaba atendiendo con la puerta abierta, vestido de astronauta con zapatillas, listo para salir arrancando. Antes de ingresar a la consulta me hizo unas preguntas a través del teléfono de la secretaria, yo escuchaba su voz doblada resonando al mismo tiempo, ya que la puerta estaba abierta. Cuando entré, porque no podía revisar mi retina por teléfono, le eché la talla y como es simpático se rió. La situación era una mezcla entre la película Epidemia y el teatro del absurdo. Cómo la vida en cuarentena es triste y plana como una pantalla, me reí mucho con la pelada de cable del doctor, que obviamente no he vuelto a ver ni a saber de él. Las anécdotas divertidas son pocas. Si antes de la pandemia el sentido del humor ya era escaso, ahora ya está intubado, con ventilador mecánico. No solo se acabó el sentido del humor, se acabaron las celebraciones, los encuentros, los abrazos, los
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