Esos grandes detalles: 92 relatos escritos durante la pandemia

249 Trescientos cuatro por cuatrocientos diecisiete Mónica Bengoa Artista visual y académica de la Universidad Católica Son algo más de doce y medio metros cuadrados. En su lado oriente, de norte a sur, se ubican: Una planta mediana, cuyo nombre nunca retuve. En su base mide unos sesenta centímetros de diámetro, con hojas medianamente largas, de bordes ondulados, que crecen ordenadas de manera concéntrica. Florece varias veces al año, aunque eso lo noté recién ahora, que veo cómo empiezan a asomarse en el extremo de sus largas y delgadas varillas de color verde claro –mucho más claro que el de sus hojas– unas diminutas florecitas de un rosa intenso, entre las cuales se asoma un puntito blanco, que no sé qué es. Lo extraño es que a veces sus flores son blancas, alternadas con otras lilas; su textura es más bien seca y me recuerda esas Siemprevivas que utilicé hace casi veinte años en una obra que hice en Km0, mi primera residencia, en un pueblito cerca de Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia. ¿Será una Siempreviva? A continuación, creciendo pegado al borde de las baldosas, hay un Geranio. Ha sobrevivido milagrosamente a los escombros que se acumularon durante meses, cubriendo casi todo el patio cuando hicimos la remodelación. Mide unos ciento treinta centímetros de largo, por unos cuarenta de ancho y unos setenta de alto. Logré sacarle casi todas las manchas de pintura que le cayeron encima y ahora goza de buena salud. Al rozarla, sus hojas desprenden un aroma intenso y agradable, distinto al de las flores, creo que es más cítrico, pero lamentablemente carezco de la precisión necesaria para describir adecuadamente los olores, de manera que sólo puedo decir que me encanta. Bajo sus hojas, y a su derecha, se esconde un Romero; le ha costado crecer, pero creo que ya se afirmó. Más hacia el sur, entre las hojas del Geranio se van asomando los largos tallos de unos ajos chilotes, deben ser unos cinco o seis… En el lado sur, de oriente a poniente: Luego del Geranio, cometí el error de plantar juntas tres Colas de Zorro enanas. Se veían bien en un comienzo, pero crecen como contratadas y por más que las he amarrado y las podo una y otra vez, vuelve a desplegarse cubriendo peligrosamente varias otras plantas que quedan atrapadas debajo.

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