Esos grandes detalles: 92 relatos escritos durante la pandemia

240 El arte tiene límites que lo definen. La ciencia tiene sus límites. La poesía, la filosofía y la historia tienen y son a la vez sus propios límites. La fragilidad de las cosas está fuera, fuera de la moral, fuera de la ética y fuera de la estética se ubica la esencia amorfa que las demarca. Es el límite el que construye el mundo de las posibilidades y de lo imposible, el límite de la época. Lo que podemos definir depende indeleble del límite que le otorga el tiempo de vitali- dad, vigencia y caducidad a las cosas. Las ideas también se mueven delimita- das por el campo abstracto de la transformación sin un sentido ni flujo fijo. La destrucción también es limitada. También lo son el deseo y la abyección. El punto de vista y el punto de fuga deben ser trazados desde sus propios límites. Aunque suene a sustancia, estamos ante la inmaterialidad desacelerante de los límites, imbuidos en la angustia del tiempo. El coronavirus tipo 2 del síndro- me respiratorio agudo grave , sólo denota una realidad teleológica, a decir, sobre las causas finales de la experiencia contemporánea tal y como hemos participado en ella, aunque sea por inercia. El leguaje en sí, es un límite espe- so. Esqueletos, pieles, fósiles, piedras, herramientas, cosas viejas, ruinas, libros, memoria. Viento y frío. Pinturas. Objetos. Videos. Arreglos de la casa o del jardín. Clases virtuales, compras on line . Series y películas. Un huerto, una conejera, un corral, un gallinero. El sentido histórico es capaz de ordenar las cosas con algún tipo de objetividad aunque sea subjetiva, clasificarlas. Una sopa de murciélago en Wuhan, capital de la provincia de Hubei de la Repú- blica Popular China, el estado de excepción, las barreras sanitarias, el control estatal, la guerra en Siria, el asesinato de George Floyd; todas formas perfor- mativas del aparecer cosa para ser organizadas en la sucesión de los aconteci- mientos. Posfascismo y posverdad. Trump, Bolsonaro, Piñera. Una izquierda hecha de huesos carcomidos por la sal del mar y el desierto. Una ciudadanía desquiciada por la fetichización de las mercancías y la promesa de libertad individual. El Pejesapo, Mitómana, Il Siciliano, realismo escatológico de la descomposición del tejido social. El surrealismo ruiziano es el guión museo- lógico de un límite trazado y transgredido por la forma de un país imaginado. La poesía es lo que queda, lo que siempre desborda, aunque incluso eso se pueda poner en duda o “bajo sospecha”. 3. Me gustaría interpretar que quisiéramos reunirnos y el haber aceptado escribir para este proyecto tan poco claro como a la vez acogedor de una necesidad gatillada por el encierro, no es más que esa representación. Hacer de esa reunión imaginaria regada de asados y de vino, una ola emancipatoria en un gran cabildo abierto y ciudadano. Resolutivo. Pero más que un cabildo o una asamblea, una fiesta triunfal de todos los tipos de escritura, de inscripciones y grafías . Que lo colectivo desplace y remplace abruptamente lo individual, y que lo haga de manera radical. Entre parrilladas y botellas veo amigos entra- ñables, profesores, estudiantes, familiares, incluso los muertos se suman, se levantan y caminan para atrás, avivando el fuego con las historias de la per- manencia y el eterno retorno. Es una fiesta llena de fantasmas, de monstruos,

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