Esos grandes detalles: 92 relatos escritos durante la pandemia

232 Ha sido muy doloroso, gente cercana que se ha contagiado, algo impensado. Y de pronto, la muerte, eso que vi a través de noticias inescrupulosas que mostraban ataúdes apiladas en calles y hospitales –todo esto desde en el viejo mundo– como si la cordillera fuera un gran fuerte protector que no dejaría pasar el virus –aunque se volviera buena persona– y aquí estoy, recibiendo las noticias más tristes, fallecidos (4), fallecidas (2), gente cercana, conocida, con la que compartí pasillos, alguna conversación, una discusión o un hola ¿cómo estás? Es raro, la muerte sin despedida, sin rito, sin abrazarnos. LO NUEVO La distancia social. Fue tan difícil el periodo pre confinamiento, tengo o tenía la costumbre de abrazar o acercarme a las personas, invadía el espacio vital sin querer, solo por ser afectuosa. En esos ímpetus de cariño, la gente daba un paso hacia atrás, y yo quedaba con los brazos abiertos, mi eje inclinado hacia adelante a punto de perder el equilibrio, en posición congelada, las mejillas sonrojadas y desde la otra parte un rotundo no te acerques, no de mala onda, sino porque nos podemos contagiar. Por mi mente pasaba la frase “que exageración”. Lo nuevo, estar en casa 24/7. Sé dónde está cada cosa, nada se pierde, lo he ordenado tantas veces, hasta han aparecido calcetines perdidos por mucho tiempo, casi todos en están en pares. Los fines de semana son para el aseo, pintura de casa, ordenar lo que ya he ordenado por meses. EL TELETRABAJO Para no entorpecer los estudios de mis dos hijos, y su sueño (ya que dicen que hablo muy fuerte) armé una pequeña oficina en una habitación que ellos utilizaban para jugar play station y ver películas, la llamaban la pieza del pecado. Tengo un escritorio, un sillón y un baúl en donde está puesta la impresora, lo que más me gusta es que tiene una ventana por la que puedo mirar hacia afuera –la calle– y la cordillera. El teletrabajo. Intenso, a veces siento que trabajo mucho más que en el modo presencial. Inicio el día laboral a las 8:30. Entre 8:30 y 09:00 preparo documentos, 09:00 a 10:00 clases, 10:00 a 14:00 reuniones, 14:00 a 15:00 hora de almuerzo (que a veces no tengo), 15:00 a 19:00 sigo con reuniones, y si existe algún tema a tratar con urgencia se larga hasta horas que mejor no mencionar. Estoy totalmente dependiente de la pantalla, si tengo un tiempo libre me comunico con alguien de mi equipo de trabajo que quiera unirse a Meet para trabajar o proyectar algo, lo que sea. MI NUEVAMEJOR AMIGA Nina, mi gata. Negra, gorda y ojos ámbar.

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