Esos grandes detalles: 92 relatos escritos durante la pandemia

223 tengo poca plata, pero en tres o cuatro meses le pagaré”. Fanucci lo mira y escucha atentamente. Apenas asiente con su cabeza. Luego se ríe, muy conforme con la respuesta de Vito, que se ha sometido a él. De inmediato, recoge y guarda los billetes. Vito ya no habla más. Sólo sonríe levemente cuando Fanucci le habla unos segundos después. Fanucci revuelve su café, da dos golpecitos con la cuchara en la taza, y se lo toma. Ahora es Gastone Moschin, el actor que hace de Fanucci, el que se mueve con total naturalidad. Él es Fanucci. Nadie puede dudarlo. Se levanta, se pone su abrigo negro, le pellizca y palmotea suavemente la mejilla a De Niro, y se va. De Niro casi no se mueve. Sólo se toca su mejilla, como diciendo: “¡Y este miserable, ¿cómo se atreve a tocarme?!”. 3 En el café estaban sólo Vito y Fanucci. Afuera la fiesta. Pero ¿por qué en un café? La verdad es que fue una idea de Fanucci, porque él pasó a tomarse un café y aprovechó de esperar allí a que le trajeran su plata. Aquí voy. Todavía nada. Seguramente en algunos años más, cuando vaya caminando por ahí, sentiré algo y podré escribir sobre esta escena. Sólo decir que parece que si una escena se mueve naturalmente en una dirección puede llegar a ser magistral. Pero si hay algo que bruscamente la modifica, algo forzado digo, como podría ser por ejemplo la música, la escena queda en nada.

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