Esos grandes detalles: 92 relatos escritos durante la pandemia

198 que ir inventándose una vida que entretuviera dentro de ese micro mundo que era la casa. Creo que mucha gente de mi generación debe haber vivido esto. Para los pintores que tenemos el taller en la casa, nuestro lugar de trabajo está a la mano, sin necesidad de salir. Como dice un amigo pintor, nosotros siempre estamos medio confinados en cuarentena... Pero así fue, día tras día, sin saber cuándo terminaría aquel cautiverio (similar a ahora), tanto así, que era mejor olvidarse, porque no tenía posibilidad de decidir, ni era mi responsabilidad, había que obedecer y resistir el aislamiento del mundo exterior, (no había teléfonos celulares, ni Internet, y tampoco TV en mi casa hasta que tuve 12), de los amigos. Me iba adaptando y habituando, ese mundo chico se iba completando y llenando de cosas que hacer y se iba haciendo más grande: juegos, lecturas, hacer cosas con las manos y aburrirse sin resistencia. Mientras más distante estaba el mundo exterior, más cercanía alcanzaba al mío propio o al que podía inventarme con sus espacios conocidos

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