Esos grandes detalles: 92 relatos escritos durante la pandemia
197 Confinamiento en la infancia M. Gracia Cox Fernández Pintora U. de Chile Estar confinado en la casa no es nuevo para mi; de pronto tuve un “déjà vu” (“ya vivido”), y claro, ocurrió varias veces en mi infancia por períodos bastante largos, a causa de distintas enfermedades, aunque ninguna de ellas grave: otitis, con dolores de oído insoportables, tos convulsiva (no me vacunaron), sistitis aguda. Mi madre pensaba, quizás como muchas de su generación, que post enfermedad una debía quedarse encerrada a convalecer sin salir para evitar recaídas, las cuales podían ser peores que la primera vez que enfermabas. No salir para no exponerse a cambios de temperatura, una ráfaga de viento, la humedad. Así las cosas, los períodos de encierro podían durar de dos a tres meses. Por ello es que este período de cuarentena a causa de esta pandemia me hizo sentir lo que yo tenía en la memoria como una experiencia a la que se puede uno adaptar y que quizás resultara difícil pero enriquecedora, si la miro retrospectivamente. No salir, mirar por una ventana (recuerdo el jardín selvático recién mojado por la lluvia, verde eléctrico) el transcurso del día, eterno, o corto, dependía. (Ahora la vida afuera en parte se detuvo, no es la misma ciudad bulliciosa. El flujo del tráfico es intermitente, en la noche el silencio es completo, raro, no parece Santiago.) Había
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=