Esos grandes detalles: 92 relatos escritos durante la pandemia
195 franja del rosado atardecer, da esperanza, reconforta saber que detrás de ese manto gris hay un azuloso y brillante cielo, donde regresan los espíritus que están retornando a cada rato dejando sus materias y familias sumidas en el dolor. Parece triste y lo es, además de penoso pero todo pasa tan rápido, no te das cuenta del amanecer, el atardecer y ya estas de nuevo en las sombras de la noche, vuelan los días y la vida, por ello hay que aprovechar “ Esos Grandes Detalles ”, no solo mirar sino que ver el rocío en una flor, el exquisito aroma del césped recién cortado, escuchar el sonido de la lluvia, del viento o el trinar de las avecillas al amanecer, a mi me maravilla oír y escuchar el sonido del silencio. En esta etapa del forzoso encierro en que nos encontramos hay mucho que hacer, mucho que orar, mucho que aprender, mucho que razonar, debemos tener un comportamiento empático con el resto de los seres que habitual y diariamente nos topamos en nuestro quehacer simple, no solo pensar en mi familia sino que en la familia universal, en el ser humano; en lo más importante que tiene este ser humano: el espíritu. Ojalá –aunque esta palabra para mi es negativa… soy persona de fe, se logre cambiar -no al ser humano- puesto que el ser humano que desee cambiar para ser mejor, debe vivir en conciencia consciente; digo cambiar el sistema en general de todo el orbe; para que haya cambios debe necesariamente primero producirse un caos en todo sentido, porque como se dice después de la tormenta brilla el sol nuevamente. Hay que acercarse a lo divino, a lo espiritual aunque no se crea en ello, no significa que ese mundo invisible no exista.
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